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Major no logra impedir una rebelión 'euroescéptica' en los Comunes

Los intentos del primer ministro británico, John Major, de pasar de puntillas por la legislacion comunitaria sobre la que se configurará la moneda única, han resultado fallidos. Su ministro de Economía, Kenneth Clarke, sufrió ayer el acoso de los euroescépticos en la Cámara de los Comunes, a quienes prometió un amplio y urgente debate sobre la moneda unica, al que se opuso días antes Major, que según Downing Street se celebrará antes de la cumbre de Dublín, prevista para el 13 de diciembre.El ministro británico de Economía pretendía aclarar el significado de dos documentos internos de su departamento relacionados con la Unión Monetaria Europea, pero su comparecencia terminó convirtiéndose en un intenso debate sobre la política europea del Partido Conservador.

La inquietud provocada por ambos escritos, publicados el domingo por The Sunday Times, se debió en parte a que uno de ellos -según Clarke destinado a los comisarios británicos- llevaba anotadas las palabras "El Parlamento no lo aceptará". Ambos abordaban aspectos de la legislación necesaria para poner en circulación el euro, y el denominado pacto de estabilidad que prevé multas para los países que no mantengan la disciplina monetaria.

Clarke insistió en que dichas sanciones sólo serán aplicables a aquellos países que se sumen al proceso. Lo cual, añadió, no significa que el Gobierno británico no deba estar presente en los debates y estudiar la legislación, porque dentro o fuera del euro tendrá que manejarse con la nueva moneda. Ante la avalancha de críticas procedentes de la filas conservadoras, laboristas y liberal-demócratas, el ministro de Economía se mostró partidario de que la moneda única europea sea objeto de un amplio debate parlamentario en la Cámara de los Comunes.

Sentencia favorable

De Estrasburgo llegó, sin embargo, un pequeño motivo de satisfacción para el Gobierno de Major, tras conocerse el fallo del Tribunal de Derechos Humanos a favor de la legislación británica en materia de blasfemia.A primera vista, el caso de la película Visiones del Éxtasis, realizada por el británico Nigel Wingrove, y prohibida en 1989. por la censura de su país, era un caso menor. Pero el recurso de Wingrove al Alto Tribunal Europeo entrañaba el riesgo de una nueva sentencia contraria a Londres, después de una serie de reveses que han atizado la furia antieuropea de un sector de la Prensa y de la clase política británica.

El filme de Wingrove -una fantasía erótico-mística con Santa Teresa de Jesús y Jesucristo- fue prohibido en aplicación de la legislación británica sobre la blasfemia, y ayer siete jueces del tribunal de Estrasburgo consideraron que esta materia debe de ser discrecional en el caso de cada país.

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