El Prado restaura el grupo de San Ildefonso

El Museo del Prado expone desde hoy el grupo escultórico de San Ildefonso tras su restauración, con el patrocinio de la Fundación Marcelino Botín, realízada por el especialista italo-alemán Silvano Bertolin a base de agua y esponja. En la sala Ariadna, hasta el 26 de enero, se ha montado el conjunto grecorromano junto a su historia y el proceso de restauración, con los hierros de su interior que se han sustituido por barras de acero inoxidable. La pieza se exhibirá de forma permanente en las nuevas salas que se preparan con una selección de la colección de escultura.

Agua y esponja son los únicos materiales empleados por Silvano Bertolin para la limpieza del grupo escultórico San Ildefonso, una de las piezas más importantes de la colección de escultura del Museo del Prado, que ha sido restaurada con la aportación de siete millones de pesetas de la Fundación Marcelino Botín. De esta forma, Bertolin y su equipo, todos ellos familiares, han podido evitar en un mes la destrucción del conjunto de dos adolescentes desnudos de tamaño natural coronados de laurel y una figura femenina de menor tamaño vestida con una túnica, realizada hacia el año 40 antes de Cristo.La utilización de agua y esponja para la limpieza destierra otros sistemas de. restauración, con ácidos y agua al vapor, que se han empleado en otras ocasiones, cuando se han sacado las piezas de los almacenes -el museo expone un 30% de un fondo de 907 piezas, desde obras griegas a barrocas. El arqueólogo alemán Stephan Schröder, miembro del consejo asesor del museo, autor de un catálogo de 90 retratos de la colección del Prado, dijo ayer que se había hecho una "restauracion ejemplar". Destaca que la limpieza respeta la pátina del paso del tiempo, "una cosa muy delicada".

Alegoría de la amistad

El conjunto, de mármol blanco virado a amarillo, con una altura de 161 centímetros, se data en el cambio de era, hacia el año 40 antes de Cristo. Aunque se desconoce su procedencia y autor, estuvo en la villa Ludovisi, de Roma, y fue adquirida por la reina Cristina de Suecia, pasando a la colección Odescalchi y, más tarde, a la de Felipe V e Isabel de Farnesio, quien la colocó en La Granja de San Ildefonso, que dio nombre al grupo; en 1928 pasó al Prado. Para Schröder, es una alegoría de la amistad" y tiene mucha fama en el extranjero, "aunque desde el punto de vista artístico no es la mejor pieza de la colección".En el montaje de la muestra aparecen los hierros que se han sacado del interior del grupo escultórico, que suelen oscurecer el mármol, y se han sustituido por barras de acero inoxidable fijadas con cola. La restauración se califica de conservadora, al no retirar los fragmentos -el conjunto puede tener hasta un centenar de piezas distintas- realizados por los restauradores del siglo XVII, y se señala sobre las juntas de yeso el límite de las piezas antiguas. También figuran en unas vitrinas algunos libros desde el siglo XVII donde aparecen reproducciones de la escultura.

El presidente del patronato, José Antonio Fernández Ordóñez, dijo que el museo tiene la intención de presentar "la magnífica colección de esculturas, no siempre valoradas en su gran calidad", una vez que finalicen todas las limpiezas y restauraciones. El director del Prado, Fernando Checa, calificó la restauración de "espléndida".

"Que cunda el ejemplo", dijo Emilio Botín, presidente de la Fundación Marcelino Botín, "encantada de colaborar", al comentar el convenio con el museo para restaurar la pieza.

El secretario de Estado Cultura, Miguel Ángel Cortés; elogió la labor de las fundaciones, que tienen una ley con un "estímulo fiscal pequeño y cicatero". Sobre el Prado, destacó la labor del presidente del patronato para que la colección de escultura ocupe una posición relevante. "Se ha logrado nacionalizar el museo, como una gran institución de la nación, por su historia, pero también por el respaldo parlamentario. Las fundaciones tienen cada vez más importancia, al incluirse el apoyo de la sociedad".