Huarte sale del túnel
Salvada la mayor suspensión de pagos de una constructora española
Huarte se levanta. Nadie en el sector podía imaginar que en ocho meses menos un día se contaría con un convenio de acreedores que dará lugar en los próximos días al levantamiento de la mayor suspensión de pagos de la historia de la construcción en España, con un pasivo superior a los 91.000 millones de pesetas. Ha sido un proceso realizado a golpe de pedal, sin grandes firmas asesoras de relumbrón y bajo la mirada de un sector constructor "beligerante y que ha puesto todas las zancadillas que ha podido para conseguir una liquidación ordenada", según fuentes de Huarte.Durante el túnel de ocho meses por el que ha pasado, la constructora ha sido pilotada por Rafael Fernández, un ingeniero de Caminos de 54 años, de los que 28 los ha pasado en la empresa y que conoce las entretelas de la constructora al detalle, ya que comenzó a trabajar en el año 1968 a pie de obra. El pasado miércoles el juez Ernesto Vitallé aprobaba el convenio de acreedores al que' se ha adherido el 69% de la deuda sometida a convenio, es decir, 37.197 millones de pesetas.
Nacida en el año 1927 de la unión de las familias Huarte y Malumbres en Pamplona, dónde tiene su sede social, la constructora deja su sello en edificios como Los Nuevos Ministerios, las Torres de Colón, la Estación de Chamartín, entre otros en Madrid, así como los principales hospitales españoles. Con un desarrollo sostenido, un prestigio bien ganado y una gran cartera de obra, la constructora atraviesa el desarrollismo con músculo y se adentra en la transición sin mayores agobios. En los años 80, su aventura internacional en Venezuela le asesta un duro golpe que le pone al borde de la suspensión de pagos.
Es el año 1985 y Mario Caprile, un empresario del modelo que produce el boom económico de esos años, se fija en la constructora. En 1986 Caprile entra en Huarte a través de Hispano Alemana y lo que en un primer momento parece la solución se convierte en la semilla de lo que será su gran crisis. La entrada de HASA en Huarte puso plomo en las alas de ésta, la llevó a una diversificación equivocada y finalmente la empujó al juzgado en marzo de 1996, tras endosarle unas deudas inmobiliarias de HASA por más de 30.000 millones de pesetas.
Ayudas del ICO
La suspensión de pagos el 15 de marzo pasado es inevitable. El nivel de deudas es insostenible y la banca corta el grifo del descuento de papel. Comienza el vía crucis de la suspensión de pagos que para una constructora es "casi mortal de necesidad" como ahora reconoce Rafael Fernández. La cartera de obra en ese momento es de 130.000 millones y de ellos el 80% es obra pública. El primer intento del equipo directivo es diseñar un plan de viabilidad que sea aprobado por proveedores, bancos, trabajadores y obligacionistas. El principal accionista, Constructora San José lo apoya. En el plan se incluye al Instituto de Crédito Oficial (ICO), al que se le piden ayudas por valor de 25.000 millones en créditos.El plan camina con cierta agilidad y todas las partes se apuntan al mismo, pero todo se supedita a las ayudas del ICO. Informes técnicos del ICO no ponen impedimentos al plan para sacar adelante la empresa que mantiene con la soga al cuello a miles de pequeñas empresas de proveedores y subcontratistas. Rafael Fernández declara a comienzos de julio que "está prácticamente aprobado el plan por todas las partes". Pero el día 11 de julio, Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno, declara que las ayudas del ICO a Huarte "dependen de la entrada de un socio industrial".
"Es el momento más complicado del proceso, porque se derrumba todo el camino andado", dice ahora Rafael Fernández. El sector de las grandes constructoras fue tajante: "Si hay ayudas del ICO para Huarte, mañana venimos los demás a pedir lo mismo".
Sólo queda una salida: la vía judicial. Comienza una carrera contra el reloj para ofrecer un convenio y una quita a los 53.000 millones de pesetas que están sometidos a convenio, ya que el resto es deuda garantizada. Al menos, se encuentra un camino andado ya que todos los acreedores han concretado y negociado el pago de sus deudas en el anterior plan de viabilidad. El 25 de septiembre hay un plan pormenorizado de quitas del 50% como media y el 31 de octubre todos los acreedores han contestado. Más rápido imposible. Rafael Fernández y un equipo de otros cuatro ingenieros de Caminos viven su mejor momento al frente de Huarte con la suspensión de pagos prácticamente levantada y "varios socios industriales llamando a las puertas para entrar".
Durante estos ocho meses de "tesón y trabajo" se ha soltado lastre por vías de activos y negocios que resultaban improductivos. "Se ha redimensionado la empresa, se ha aligerado con la colaboración de la Administración, proveedores, subcontratistas, obligacionistas y sindicatos", dice el presidente, al que le gusta hablar ahora de "la nueva Huarte".
La banca ha ido a lo suyo y se ha limitado a apoyar en la medida que quedaban a salvo sus intereses. Con una plantilla actual de 500 empleados, tras sacar adelante dos expedientes de regulación que afectaron a casi 900 trabajadores y una obra viva que supera los 90.000 millones de pesetas, la empresa puede volver a ganar dinero en poco tiempo, según sus directivos. Las negociaciones con el empresario Juan Miguel Villar Mir para entrar en el capital se han acelerado.
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