Alegría, alegría
La idea de Antonio Canales no es mover el mundo, sino hacer el espectáculo que le pide el cuerpo. De ahí su éxito, su llaneza, su buen hacer con un tono coloquial, directo, de conexión rápida con el espectador.Gitano no ahonda lo suficiente en esas raíces indias -que podría y es asignatura pendiente-, sino que las apunta como parte de un todo pleno de sugerencias diversas. A saber: la innovación con las grabaciones contemporáneas (el joven gitano en un mundo duro y urbano que le hace unirse a los suyos), la idea de respetar el pasado desde lo simbólico hasta lo anecdótico (la escena de la boda o el martinete) y, sobre todo, una visión refrescante de final feliz que se agradece.
Ballet Flamenco de Antonio Canales
Gitano: coreografia: Antonio Canales; guión: Lucho Ferruso; música: José Jiménez (Viejín), Livio Gianola, Pepe Luis Carmona y ritmos populares orientales; vestuario: Francis Montesinos. Festival de Otoño. Teatro, Albéniz, Madrid. 13 de noviembre.
Canales muestra además buen ojo para seleccionar a su plantilla. Primero Sara Baras como pareja y contrapartida, que posee libertad expresiva y una sensualidad que combina su instinto para huir con gracia del formalismo y la retórica sin perder fuerza; y, en segundo lugar, un grupo de chicos jóvenes, pujantes y entregados, en que destacan claramente el brío de Nacho Blanco y la estampa, manos y magnetismo de Paul Vaquero: son carreras que hay que seguir con atención, en ellos está el futuro y el coreógrafo les da ya generosa ocasión de lucir talento.
Los tientos del alma
El baile personal de Antonio Canales gana a medida que avanza la velada, pues va tirando de sí mismo hacia arriba y en su estilo, hasta llegar a esos tientos que le demuestran y que cierran el espectáculo en un fin de fiesta brillante. Espléndida madurez la suya, íntima en los pasos concéntricos y sensible cuando. se expande, jugando con el equilibrio en las poses y rescatando acaso una serie de modales donde hay un difícil balance entre el gusto de lo añejo y su vertido en el tecnicista mundo de hoy. Esta idea de alternar sangre y matemáticas se nota tanto si trabaja para sí mismo como cuando crea, por ejemplo, ese cuarteto para hombres sobre música oriental: se piensa en Grecia, en Turquía, en el largo viaje que se evoca desde la primera escena y en un sentido fraternal que más que muleta es aliento del emigrante.
El vestuario de Francis Montesinos, siempre dentro de su desenfado, es excelente de color y dibujo, con un sentido de collage que también aparece en la escenografía. Todos estos elementos se apoyan en unas luces adecuadas a esa fantasia teatral que indica el guión, como para corroborar el talante positivo del bailarín, esa disposición a hacer camino con el zapato y la voluntad.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.