Un pacto limitado de gran coalición

La sorprendente oferta de José Bono fue recibida con escepticismo no sólo en el hemiciclo de la Comisión de Autonomías del Senado, sino en los pasillos de la Cámara alta. Avanzada la tarde, el presidente castellano-manchego esgrimía con deleite un teletipo de agencia en el que se confirmaba el respaldo de Felipe González a su oferta. Había hablado esa misma tarde por teléfono con el secretario general del PSOE. Para ese momento, también el secretario de Política Institucional del PSOE, Txiki Benegas, había confirmado en los pasillos el respaldo de González al ofrecimiento de Bono.La oferta, según explicó el propio Bono, es consecuencia del pacto sobre el modelo autonómico propuesto por Felipe González hace tan sólo unos días a todos los partidos, y extendido a la financiación. El presidente de Castilla-La Mancha aclaró que, si durante la negociación del pacto los nacionalistas retiraban el respaldo al Gobierno, los socialistas se comprometían a mantenerlo en el Parlamento. Es, por tanto, una oferta de pacto de gran coalición limitado en los temas y en el tiempo.

Bono era consciente cuando lanzó ayer su propuesta de que iba a sorprender a sus oponentes y, con ello, a mantener en el candelero el debate autonómico, algo de lo que el Gobierno quiere olvidarse cuando ya ha cerrado un pacto de financiación con 12 de las 15 comunidades autónomas. Un griposo Mariano Rajoy no ocultó ayer su cansancio tras explicar siete veces en el Parlamento el nuevo modelo de financiación elaborado por el Gobierno.

Intercambio de papeles

Y es que socialistas y populares se han intercambiado los papeles de un año a esta parte. Es ahora el Gobierno del PP el que desdramatiza sobre la situación del Estado de las autonomías, y el PSOE el interesado en mantener el debate e incluso, a ratos, enfatiza sobre la "gravedad de la situación".

En un momento determinado del debate de ayer, el presidente de la Comunidad de Madrid, el popular Alberto Ruiz Gallardón, preguntó a Bono si creía realmente que se rompía el consenso constitucional con el nuevo modelo de financiación autonómica de cesión del 30% del IRPF con capacidad normativa. Bono no respondió sí o no. Le contestó con unas declaraciones de José María Aznar de hace tres años, en octubre de 1993, en las que decía: "La cesión del 15% del IRPF rompe el consenso constitucional".

Entre Bono y Ruiz Gallardón hubo ayer guante blanco y piropos mutuos. El popular llegó a decir al socialista que le encantaría debatir con él cuando gane unas elecciones generales. El aludido respondió con otro cumplido similar. Sus actitudes dieron a entender que ese futuro debate sería entre sucesores.

Fue la nota de color de la jornada, junto con la llamativa ausencia de los escaños dedicados a la representaciones de los gobiernos vasco y catalán.