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El Instituto Cervantes tendrá su centro en Internet antes de primavera

La nueva sede de Chicago será financiada con ayuda privada

El Instituto Cervantes (IC) inauguró ayer en Chicago, con un recital de la pianista Alicia de Larrocha, su centro número 35. Estará situado en la Torre Hancock, edificio emblemático de la ciudad, y ha sido parcialmente financiado por un centenar de empresarios y particulares. La inauguración devuelve la atención hacia un ente público marcado por la polémica, que lucha por vencer a unos molinos de viento que hoy tienen forma de presupuesto congelado (4.489 millones de pesetas para 1997, sólo 27 más que en 1996). El director M instituto, Santiago de Mora-Figueroa, ha elegido la vía Internet como "solución de futuro".

"Si hay una cosa clara es que no tenemos medios para coger un mapa, como Napoleón, y llenar el mundo. de chinchetas", afirma Mora-Figueroa, marqués de Tamarón, diplomático con 32 años de carrera e intelectual dedicado al estudio de la lengua, cuya llegada a la sede alcalaína en marzo pasado abrió una nueva etapa y cerró la dura pugna que habían mantenido por el control del IC los ministros de Exteriores y Educación y Cultura.Tamarón fue la solución de consenso: frente a los otros dos candidatos, Inocencio Arias y Fernando Sánchez Dragó, tenía la ventaja de combinar su afinidad a Exteriores con su proximidad a los círculos liberales que frecuentan los máximos, responsables de Cultura, Esperanza Aguirre y Miguel Angel Cortés.

Pero cuando Tamarón tomó el poder, los buenos-viejos tiempos del corte de cinta a lo ancho del mundo (reflejo en realidad de la cesión de edificios más que de inversiones, multimillonarias) habían sido sustituidos ya por la precariedad: poco más de 4.000 millones de pesetas para mantener 34 sedes en todo el mundo, abrir al menos dos más en el futuro (Utrecht y Manchester), pagar a 414 empleados fijos y 146 colaboradores ' organizar alrededor de 2.000 cursos y actividades culturales, acometer obras...

¿Cómo competir, con países que en el mejor caso casi duplican (Italia) y en el peor multiplican por 15 o 20 (Reino Unido, Alemania) la economía del Cervantes? "La única solución -no diré la panacea- era invertir en nuevas técnicas, o sea, en Internet", responde Tamarón. "Es barato, permite acceder a un público joven, y es un tren a la modernidad que debemos atrapar, porque abre caminos que pueden hacer del instituto, si no un líder, al menos un pionero".

370 millones de usuarios

La idea era ampliar el espacio que el IC tiene ya en la red (www.cervantes.es) con un programa de difusión de la lengua y la cultura acorde con un idioma que tiene unos 370 millones de usuarios en el mundo. Para desarrollar el Centro Virtual Cervantes, Tamarón recurrió a José Antonio Millán, editor electrónico y lingüista que tenía el mérito añadido de haber hecho la versión en CDROM del Diccionario de la. Academia. Se encargó un estudio de mercado que reveló la desigual presencia del español en la red: "Se vio que no hay demasiadas cosas, desde, luego no tantas como debería haber por su teórica importancia, pero las que había, aunque son de dudosa calidad, tenían muchos accesos". Después, se intentó definir el parque de clientes potenciales entre los 45 millones de personas que acceden a la red: "La gente que no ha estudiado nunca español, la que quiera perfeccionar sus conocimientos, especialistas que necesiten consultas, pero también gente que entre casualmente".

Luego empezó el diseño, que dura todavía: Millán tiene más de 20 utilidades definidas, entre ellas "buzones de sugerencias para profesores y de consultas para alumnos, foros de debate, conferencias, sincrónicas (trabajos de pregunta-respuesta o consultas en directo), tutorías, listas de obras, bibliotecas virtuales, bases de datos..."

El experto promete que el programa piloto empezará a funcionar en pruebas antes de fin de año, y que luego irá creciendo "a medida de la imaginación y la- demanda". El objetivo es que antes de primavera esté funcionando un centro "atractivo y moderno" a un coste no demasiado elevado.

Para lograrlo, el Cervantes realizará acuerdos con empresas que usen un "buen español en la red", dice Tamarón, que confía en obtener posibles ingresos derivados de la nueva actividad, como vídeos, CD-ROM, cine, música...

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