Triste plaza vacía
Qué tristeza. No era para menos tal y como terminaba, oficialmente, la temporada en Valencia (queda el festival homenaje a Curro Valencia). La plaza vacía. Sin un trofeo que hiciera al menos estadística. Sin toritos que dieran una alegría a sus matadores. Ná de ná. De entrada, el cartel no era del gusto de los aficionados. Y eso se notó en los tendidos.Puestos a decir que algo pasó, y no exagerar, el alicantino Rubén Ruiz dio una vuelta al ruedo tras matar a su segundo. Y es que ya era el cuarto de la lidia, y cómo se iban a quedar con las flores quienes pensaron que verían toreo del güeno. Como arreciaran aquellas palmas, con eco, el debutante en el coso valenciano recorrió el redondel. Bien es cierto que poco antes le había dado, a un novillo que salió suelto y con pocas ganas de que le torearan, las verónicas que fueron lo mejor de la tarde.
Núñez / Ruiz, Poli, Danvila
Novillos de Carlos Núñez, bien presentados, mansos.Rubén Ruiz: ovación; vuelta al ruedo. El Poli: aplausos en los dos. Vicente Danvila: aviso y silencio; aplausos. Plaza de Valencia, 20 de octubre. Menos de un cuarto de entrada.
El Poli es novillero de los que están por arriba en el escalafón. El año pasado fue el primero. En Algemesí ya dio la cantada. Aquí ayer bailó esa de "un pasito p'alante mi vida, un pasito p'atrás". Al primero del lote le dio unos pocos derechazos y como no se fiaba ni un pelo del bicho, se echó a pinchar lo que pillara. Y dejó media perpendicular que ni él mismo se la creía.
Su segundo salió a demostrar que si al menos los toros se caen hay a quien echarle la culpa. Aquel Núñez, de cerca 500 kilos, empezó a dar vueltas al ruedo y El Poli detrás. Un capotazo en toriles, otro en la puerta cuadrillas. Y el torito corriendo. Menos mal que allí estaba El Dan¡, que ya antes se había lucido en un par de banderillas -saludó montera en mano-, y paró aquel ciclón.
El torero de la tierra, Vicente Danvila, era la segunda vez que vestía de luces esta temporada. En el primero dio unas tandas con la derecha sin temple. Al natural era todo nervios. A la hora de matar no encontraba toro y, cuando sí, se le fue el acero por los costillares. Al que cerraba plaza le dio capotazos todo el que pasaba por allí. Y antes de que los pocos espectadores que quedaban se terminaran marchando, le dio cuatro pinchazos y descabelló. Nunca había visto correr tanto al respetable. Seguro que habían quedado con alguien.
Curro Romero, lesionado
Curro Romero, que sufrió un esguince en el festival del pasado sábado en Sevilla, hubo de ser infiltrado y la inyección le lesionó el nervio ciático, por lo que hubo de ser asistido en la enfermería de la plaza de Jaén, donde toreaba ayer. Tras una hora de espera, los médicos desaconsejaron su actuación.
El festejo quedó en un mano a mano de Litri (ovación; oreja; aviso y ovación) y Julio Aparicio (silencio; aviso y ovación; oreja), que lidiaron toros de Javier Camuñas.
Babelia
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