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El Supremo de Italia anula la absolución del Priebke y ordena celebrar un nuevo juicio

El proceso contra Erich Priebke, responsable del asesinato de 335 italianos cerca de Roma en 1944, dio ayer otra sorpresa que obligará a realizarlo de nuevo. El Tribunal Supremo de Italia anuló la sentencia absolutoria por prescripción del delito que el pasado 1 de agosto provocó suficientes protestas como para que el Gobierno italiano decidiera mantener en la cárcel al anciano criminal nazi. Esta anulación es consecuencia de que el alto tribunal ha fallado a favor del recurso de recusación del juez militar, Antoni Quistelli, que presentó en su momento el fiscal del caso.

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Al caer el juez, cae también el proceso, de modo que el fiscal, Antonino Intelisano, y los abogados de las partes civiles personadas como acusación privada deberán volver a iniciar el juicio ante un tribunal nuevo.El desenlace final de esta nueva vista sigue siendo imprevisible, como todo lo relacionado con un caso que desde el comienzo suscitó aprensiones debido en parte a que tenía pésimos antecedentes.

Ya en 1948, un tribunal italiano condenó a cadena perpetua a Herbert Kappler, el jefe de Priebke que dirigió el asesinato masivo en las Fosas Ardeatinas, pero absolvió a otra decena de ex miembros de las SS que, implicados en los mismo hechos, alegaron obediencia debida a una orden irresistible.

Para colmo, Kappler logró huir misteriosamente de la cárcel en 1977, dejando en entredicho la voluntad de las autoridades italianas de castigarle. La vuelta de Priebke a Italia, después de que una organización hebrea le localizara en Argentina, para ser juzgado a los 82 años de edad y 52 años después de los hechos, representó un desafío histórico al sistema de justicia italiano

Obediencia debida

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Todo el juicio oral iniciado el pasado 8 de mayo giró en torno al problema de la obediencia debida. Priebke reconoció su participación en "el homicidio múltiple y continuado" que se le contestaba, así como haber dado muerte personalmente a dos de los indefensos e inocentes civiles, represaliados por el atentado partisano que costó la vida a 33 soldados alemanes. Pero rechazó la agravante de "crueldad" y aseguró que, si se hubiera negado a ejecutar las órdenes de Kappler, él mismo habría sido fusilado.La acusación presentó numerosos testigos, familiares de las víctimas e incluso supervivientes del asesinato masivo, que llevaron el ambiente de la sala a extremos dramáticos con sus relatos del protagonismo que Priebke tuvo en los hechos y de las vejaciones y torturas que varios de los testigos habían sufrido personalmente de manos del acusado.

El fiscal Intelisano anunció un testigo de excepción, otro viejo nazi llamado Karl Hans, de 84 años, dispuesto a declarar que Priebke podía haber resistido las órdenes de Kappler. Pero, a mediados de junio pasado, tras un rocambolesco intento de fuga del hotel donde se alojaba, que le llevó al hospital con varios huesos rotos, Hans, llegado a Italia como testigo voluntario, cambió de actitud, se autodenunció como integrante del comando de las Fosas Ardeatinas y aseguró que tanto él como Priebke habían actuado por obediencia debida y bajo amenaza de muerte.

Mientras este argumento cobraba fuerza procesal, los esfuerzos del fiscal y de los acusadores civiles se concentraron en la recusación del juez Quistelli y de otro juez, Bruno Rocchi. El primero había declarado a un general de carabineros jubilado, Francesco Mosetti, una disposición favorable a la absolución de Priebke cuando el proceso estaba todavía en sus inicios. El segundo habría demostrado una actitud "sospechosamente favorable" al acusado.

Ambas demandas fueron rechazadas en apelación a finales de julio. El 1 de agosto, el tribunal presidido por Antoni Quistelli publicó su sentencia, que declaraba a Erich Priebke culpable de los hechos contestados, pero no punible debido a que habían transcurrido más de 30 años desde la fecha la perpetración del delito.

Víctimas y acusadores

El viejo nazi fue absuelto, pues, por prescripción del delito imputado. Sus víctimas y acusadores, convencidos de que los crímenes de guerra no prescriben, montaron tal escándalo de protestas que Priebke no pudo abandonar la sala de justicia, y el Gobierno italiano decidió volver a encarcelarlo, en base a una demanda de extradición presentada por Alemania que todavía se está tramitando.Ayer, el Supremo aceptó la recusación del juez Quistelli planteada por Intelisano, y declaró que el proceso debía volver a comenzar como si fuera nuevo. Las expresiones de satisfacción, de fe en la magistratura italiana y de confianza en que Priebke tendrá finalmente su merecido, surgieron numerosas, especialmente en el seno de la comunidad judía italiana, pero también en Israel y en organizaciones de hebreos norteamericanos.

De los 335 italianos que fueron asesinados en las Fosas Ardeatinas el 27 de mayo de 1944, 75 de ellos eran de origen judío.

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