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Un ingeniero reconoce que sirvió como enlace de dos funcionarios denunciados por corrupción

La presunta red de corrupción municipal destapada en junio por el dueño de la sauna gay Paraíso, Francisco Herrero, comienza a desmadejarse ante el juez de Madrid que investiga el caso. Herrero denunció que determinados funcionarios cobraban dinero por acelerar o desatrancar los trámites de licencias en locales con problemas. Ahora, un ingeniero industrial implicado en la trama, Francisco Garrido, ha admitido al juez haber servido de intermediario para entregar 4.650.000 pesetas a un funcionario municipal en el transcurso de una operación para legalizar un negocio.

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El rastro de un cheque

Los hechos arrancan en junio pasado, cuando la policía municipal precintó una sauna gay del distrito Centro, propiedad de Francisco Herrero Cogorro. Tras el cierre del local, Herrero y su amigo José Manuel Gutiérrez denunciaron la supuesta existencia de una red de corrupción en el Ayuntamiento. A la cabeza de esta red situó Herrero al funcionario de Gerencia de Urbanismo Carmelo García Sánchez, a quien calificaba como el conseguidor, apelativo por el que se conocen en el Ayuntamiento a los empleados corruptos que aceleran trámites burocráticos a cambio de dinero. El caso supuso la apertura de expediente a varios funcionarios, entre ellos García Sánchez y Antonio Ramírez, de la Junta de distrito de Moncloa.Uno de los pocos aportes documentales que figuraba en la denuncia de Herrero era un cheque de la empresa Tüv Rey land emitido a nombre del ingeniero Garrido. Según el dehunciante, este ingeniero elaboraba los proyectos que la presunta red de corrupción exigía a sus clientes a cambio de su hipotética legalización.

Así, a tenor del denunciante, el cheque correspondía al pago por unos planos necesarios para que la empresa alemana Tüv Rheyland, dedicada a la homologación de automóviles y electrodomésticos, consiguiera una licencia de funcionamiento -que finalmente no consiguió- del local que tiene abierto en la calle de Moscatelar (Hortaleza).

El Juzgado de Instrucción número 37 de la plaza de Castilla investiga este entramado. Allí declararon el pasado 4 de septiembre, entre otros, el ingeniero Garrido, el funcionario de Moncloa Antonio Ramírez, un representante de Tüv Rhey land y el funcionario de la Gerencia de Urbanismo Carmelo García.

Cheque nominal

La declaración más inesperada surgió de Francisco Garrido, de 38 años, casado y con cinco hijos. Garrido se había negado a declarar ante la policía. El hombre sostuvo que, cuando pasaba una situación económica apurada y buscaba trabajo, entró en contacto, a través de su madre, con José Manuel Gutiérrez, uno de los denunciantes de la trama de corrupción y amigo del dueño de la sauna. Gutiérrez, a su vez, le presentó a Carmelo García Sánchez, funcionario de la Gerencia de Urbanismo y supuesto cerebro de la red. Éste le aceptó como ingeniero y le pidió, como primer trabajo, que firmase un proyecto de obra que había elaborado otro ingeniero para la citada Tüv Reyland. Garrido, siempre según la versión facilitada por fuentes judiciales y que ha confirmado su abogado, estudió el proyecto en su casa y lo dio por bueno -pero sin contrastarlo in situ- Posteriormente, según la declaración de Garrido, el funcionario Carmelo García le pidió que firmase la factura. Luego fue enviada a Tüv Rheyland. Para abonarla, esta empresa emitió un cheque nominativo, cruzado, a nombre del ingeniero Garrido por valor de 5.050.000 pesetas.El cheque fue recogido por Carmelo García, quien se lo entregó a Garrido para que lo cobrase y se quedase con 400.000 pesetas. Garrido mantiene que entonces, por miedo a Hacienda, le pidió a José Manuel Gutiérrez, su introductor en la trama y posterior denunciante, que ingresase el cheque en sucuenta y lo compensase. Hecho esto, Gutiérrez entregó el dinero en mano a Garrido, quien, tras restarle su parte, le dio el resto a Antonio Ramírez, el jefe de Industria de la Junta de Moncloa. Pese a este relato de Garrido, los dos funcionarios implicados -Carmelo García y Ramírez- ofrecen otra versión. Ambos niegan que hayan cobrado nunca dinero por acelerar licencias de apertura. Y menos aún que pidieran algo al dueño de la sauna por evitar que le precintaran el negocio origen de todo este entramado.

Carmelo García sostuvo ante el juez que no sabía nada del trabajo que el ingeniero Garrido hizo para Tüv Rhey land. Sólo admite que recogió el cheque -a nombre del ingeniero- porque éste se lo pidió como favor personal, ya que vivía fuera de Madrid, y que luego se lo entregó al ingeniero. Afirma también que desconoce si después Garrido dio el dinero al funcionario Ramírez.

Sólo jugar al mus

Antonio Ramírez, el jefe de la sección de Industria de la Junta de Moncloa-Aravaca, también negó al juez que hubiera recibido dinero del ingeniero Garrido. Es más, negó conocer que existiera una relación laboral entre Carmelo García y Garrido. Con respecto a Carmelo, Ramírez sostuvo que no mantenía una relación estrecha con él: sólo iba a su bar a una tertulia y a jugar al mus. También niega haber recibido dinero por agilizar. trámites burocráticos municipales.El representante de la empresa alemana dijo ante el juez que Garrido era el ingeniero al que encargaron el proyecto de obtener la licencia de funcionamiento y que todavía no han conseguido ese permiso. Garrido ha ido más allá en su declaración: afirmó que le extrañaba que por el proyecto de la licencia de funcionamiento de Tüv Rheyland se pagaran 5.050.000 pesetas. Con respecto al dinero, mantuvo que Ramírez le llamó por teléfono de parte de Carmelo García para que le entregara los millones y que tiene esa conversación grabada. Garrido especificó que entregó a Ramírez los millones en la puerta de un bar que posee Carmelo García. El juez les ha7 vuelto a llamar para otro día de este mes a fin de que amplíen sus testimonios, según fuentes jurídicas.

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