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Arafat y Peres buscan cómo impedir que Netanyahu acabe con el proceso de paz

El presidente palestino, Yasir Arafat, y el jefe de la oposición israelí, el ex primer ministro, laborista Simón Peres, discutieron ayer fórmulas para impedir que la intransigencia del Gobierno derechista judío termine por paralizar definitivamente el proceso de paz. El encuentro, celebrado en la ciudad cisjordana de Nablus, puso de relieve el afán palestino y de otros Gobiernos árabes por buscar vías alternativas de diálogo con Israel a fin de impedir el colapso de las infructuosas negociaciones emprendidas con el Gobierno de Benjamín Netanyahu.

Mientras, Netanyahu trató de amortiguar el impacto de la ola de críticas árabes con el anuncio del gradual levantamiento del asedio impuesto a Gaza y Cisjordania tras la ola de violencia del mes pasado. El Gobierno israelí aseguró que los 35.000 obreros palestinos que trabajaban en Israel podrán volver a sus puestos, aunque el retorno va a ser lento. Fuentes palestinas afirmaron que sólo 3.000 trabajadores palestinos cruzaron ayer a Israel desde la franja de Gaza.Peres, que mantiene buenas relaciones con Arafat, declaró a su llegada a Nablus que "a pesar de todas las dificultades que rodean al proceso de paz, no hay que perder las esperanzas". El ex primer ministro israelí, cuya visita contó con la aprobación de Netanyahu, se abstuvo de criticar al Gobierno. "No creo que el proceso esté en peligro, pero experimenta dificultades", dijo.

Saeb Erakat, jefe de la delegación palestina en las conversaciones palestino-israelíes de emergencia que buscan sacar el proceso de su actual estancamiento, afirmó el sábado que diferencias en torno al repliegue militar israelí de Hebrón han impedido avanzar "una pulgada". Ayer mismo se anunció que la reanudación de esas negociaciones, prevista para hoy en la ciudad egipcia de Taba, se ha postergado un día a demanda de Estados Unidos. Washington las supervisa y considera que las partes -israelíes y palestinos necesitan algo más de tiempo por sí solos para aproximar las posiciones.

Muchos líderes árabes se han hecho eco de la frustración palestina y han adoptado una política de aislamiento que puede perjudicar al Gobierno de Netanyahu y sus esfuerzos por mantener cierta armonía con sus vecinos. Además, la tensión con Siria ha ido en aumento con reiteradas advertencias mutuas de que late el riesgo de una guerra.

Enfriamiento acelerado

Las relaciones de Israel con los palestinos, Egipto y Jordania atraviesan por un periodo de acelerado enfriamiento por la lentitud que Netanyahu ha impuesto a las negociaciones sobre Hebrón y su empeño por modificar ciertas claúsulas del acuerdo para el repliegue, a pesar de sus reiteradas afirmaciones de que no se propone revisar el espíritu de los pactos de Oslo. El repliegue israelí de Hebrón debía haber comenzado en marzo pasado, pero fue postergado tras la sangrienta campaña de atentados suicidas de extremistas palestinos.Peres, entretanto, ha sido invitado a sostener conversaciones con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, cuya negativa a hablar con Netanyahu subraya la postura fuertemente crítica de El Cairo hacia el Gobierno derechista. Mubarak, sin embargo, tiene previsto reunirse con el presidente israelí, Ezer Weizman, que también ha sido invitado a conversar en Ammán con el rey Hussein de Jordania.

Weizman está destinado a convertirse en el receptor de las más agrias quejas árabes y actuará seguramente como portador de los mensajes de El Cairo y Ammán a Netanyahu. Los colonos judíos de Hebrón, por su parte, han intensificado su campaña de presión sobre Netanyahu alegando que la retirada del Ejército y la entrada de 400 policías palestinos los dejará a merced de "terroristas".

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