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Di Pietro se queja de indefensión en Italia y dice que no puede mas

"Que me digan cómo puedo defenderme. Dado que vivimos en un Estado de derecho y no puedo hacerme justicia por mí mismo, sólo me queda querellarme. Mis querellas son ya 135", ha declarado Antonio di Pietro. "No puedo más", añade el ex fiscal héroe de manos limpias y hoy ministro de Obras Públicas, que recuerda como, hace ya meses, pidió "tutela judicial" contra los mismos rumores en su contra que ahora vuelven a salir de los tribunales

Más allá de la parábola del cazador cazado, las protestas de Di Pietro reflejan una profunda crisis de la justicia espectáculo. Los síntomas de esa decadencia, al cabo de cuatro años en los que el decurso de toda la vida pública italiana ha dependido de los tribunales, son variados. De ellos salen hoy más sospechas, rumores y acusaciones vagas que noticias ciertas sobre la detección y persecución de delitos, lo cual pone en peligro la credibilidad de la Magistratura.El gran caso judicial del momento, la investigación de la magistratura de La Spezia sobre las relaciones entre el banquero Francesco Pacini Bataglia y el ex presidente de los ferrocarriles del Estado, Lorenzo Necci, ha proporcionado apenas tres noticias procesales y una verdadera montaña de insinuaciones y frases comprometidas para media clase dirigente pronunciadas al teléfono por Pacini, el principal acusado. Hace ya un mes que comenzó la difusión de tales interceptaciones, y todavía prosigue.

La última entrega ha sido un fragmento de frase en que el banquero presuntamente corrupto recomienda a un abogado que oriente a los periodistas hacia la búsqueda de alguna cuenta extranjera de la mujer de Di Pietro. El enojo del ex fiscal y ministro se explica porque la prensa ha convertido en gran exclusiva este asunto.

Otra investigación de la magistratura de Aosta, denominada Phoney money, persigue una red de falsificación y tráfico de dinero en la que parece estar implicado medio mundo, y todo es lo suficientemente vago como para que esta red y la de La Spezia amenacen con cruzarse. Mientras, la Fiscalía de Torre Anunziata difunde noticias esporádicas sobre lo que los informadores llaman "la moderna Espectra", barroco proyecto criminal capaz de lograr la adhesión del arzobispo de Barcelona y de Vladímir Zirinovski.

Escepticismo popular

Perdidos entre tanta pesquisa sensacional, los descubrimientos que la Fiscalía de Milán realiza todavía acerca de actuaciones delictivas de grandes grupos eco nómicos parecen abocados a ser neutralizados por el escepticismo creciente del público.Los conflictos entre magistraturas son el segundo gran síntoma de la crisis. Los jueces de Milán han ordenado la detención de magistrados de Roma por corruptos. Los de La Spezia han ampliado las detenciones hasta fiscales de la zona más próxima a Florencia, y la Fiscalía de la capital toscana ha descubierto delitos gravísimos en Milán que pasaron inadvertidos a los prestigiosos magistrados milaneses. Hay clima de ajuste de cuentas, ajeno a motivos políticos.

Pero el gran tema de una eventual reforma sería introducir la separación de carreras entre fiscales y jueces, que en Italia no existe. Lo intentó Silvio Berlusconi, y ahora han sugerido. hacerlo exponentes del Partido Democrático de la Izquierda. Pero la justicia italiana ha incidido tanto en la política que cualquier político que hable de reformarla es acusado de obrar en beneficio propio. Y así se bloquea todo.

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