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Yeltsín es un rehén de Chubáis, según el ex jefe de seguridad del Kremlin

Pilar Bonet

Borís Yeltsin es prácticamente un rehén del jefe de su Gabinete, Anatoli Chubáis, que concentra cada vez más poder en sus manos y usurpa funciones que no le corresponden, según las acusaciones lanzadas ayer por el general Alexandr Korzhakov, ex jefe del servicio de Seguridad del presidente, que sirvió a Yeltsin durante 11 años, hasta su cese, el pasado 20 de junio.

La aparición de Korzhakov en una tumultuosa rueda de prensa en Moscú -la primera de su vida, según dijo el protagonista con el rostro perlado de sudor- fue un hito más en la guerra de intrigas del Kremlin sobre el telón de fondo de la enfermedad de Yeltsin y las sospechas de interferencias en las decisiones presidenciales.Korzhakov reiteró ayer que posee documentos comprometedores contra altos cargos del Estado, pero no desveló su contenido, y, saliendo al paso de posibles acusaciones de revelar o robar secretos oficiales, se mostró dispuesto a entregar sus papeles de acuerdo con normas pertinentes, que no precisó.

El ex jefe del servicio de seguridad, que en parte debe su cese a Chubáis, dijo que su aparición pública había sido motivada por la información de que su detención era inminente. Aseguró también que su familia había recibido amenazas y advirtió que podía ser víctima de una "venganza política". "Desde la época de Mijaíl Gorbachov a la época de Chubáis, trabajé con Borís Yeltsin, y sé muchas cosas, muchas intrigas y conversaciones secretas ( ... ) no accesibles al ciudadano común", sentenció.

En la lucha por el poder, el antagonismo entre Chubáis y el secretario del Consejo de Seguridad, Alexandr Lébed, es hoy el eje más tenso. El eje se completa con las figuras del jefe del Gobierno, Víktor Chernomirdin, que rueda en tándem con Chubáis por el momento, y el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, que va en solitario.

Korzhakov, que caracterizó ayer a Lébed como el político "con más perspectivas" de Rusia, parece inquietar a quienes temen que sus papeles, donde tal vez haya datos sobre cuentas en el extranjero, sirvan en la campaña presidencial del general. Korzhakov reveló que mantiene contactos regulares con Lébed desde la primavera de 1991. Ambos coincidirán mañana, domingo, en las fiestas en Tula, ciudad donde Lébed ganó un escaño parlamentario al que ha renunciado por incompatibilidad con su actual cargo.

Korzhakov admitió haber aconsejado a Yeltsin que retrasara las elecciones presidenciales "dos o tres meses", aunque no explicó cómo se hubiera puesto en, práctica este consejo, para el cual no existía base legal. Yeltsin, según dijo Korzhakov, dio muestras de no poder soportar el ritmo que se le impuso. "Como resultado, el poder, ha pasado de forma aparentemente legítima a manos de quien no ha sido elegido legítimamente", agregó Korzhakov refiriéndose a Chubáis. "Tenernos una institución anticonstitucional de regencia con un presidente vivo", sentenció.

Acusaciones al margen, el poder de Chubáis ha aumentado con un nuevo puesto, el de vicepresidente de una comisión extraordinaria temporal que controlará las aduanas y el sistema de impuestos. En su alocución por radio, Yeltsin anunció ayer la creación de esta comisión, que estará dirigida por Chernomirdin y que deberá "vigilar severamente" cómo se gastan las partidas presupuestarias. Chubáis parece haberse adelantado así a Lébed, que, según el diario Komersant, quería someter al Consejo de Seguridad los órganos de control de los impuestos y aduanas, debido a, su "incapacidad crónica para recoger los impuestos" y para financiar los gastos de defensa.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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