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Reportaje:

La frontera de los 200 canales está cerca

Crecen las parabólicas en EE UU mientras los expertos discuten cuál será el límite

El sistema de televisión conocido como "de retransmisión directa" (Direct Broadcast Satellite, o DBS) está trastocando la forma en que se ve televisión en los Estados Unidos. La industria del cable, que desató en el pasado decenio un hambre de "libertad de elección", contempla ahora cómo la revolución del DBS se lleva a sus clientes, mientras acerca la barrera de esa oferta a los 200 canales. Los expertos señalan a DirecTV como la empresa líder de esta nueva fiebre de consumo audiovisual, avivada por la reducción de costes y la facilidad de instalación.

Pero a medida que la tecnología abre nuevas fronteras, los consumidores de EE UU se preguntan también para qué necesitan traspasarlas. En el debate hay opiniones para todos los gustos: desde que los americanos nunca tendrán suficientes canales de televisión, hasta que la escalada roza el absurdo.

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Según el analista de telecomunicaciones Stefan Stuerwald, de la consultora Frost & Sullivan, "DirecTV es la empresa líder en estos momentos porque estaban en el mercado antes que los demás y tenían una gran financiación por parte de Hughes [su empresa matriz] y Thomson para invertir en publicidad". Según datos recientes, DirecTV ha superado los dos millones de suscriptores. USSB acaba de alcanzar el millón, mientras que Echo Star sólo cuenta con 160.000. Alpha Star, de muy reciente creación, no ha publicado cifras.

El otro competidor en el sector, PrimeStar, tiene 1,4 millones de abonados, pero es en realidad un consorcio de compañías de cable creado para hacer frente a la explosión del DBS, y por eso, según Stuerwald, "hay que preguntarse cuál es su grado de compromiso con el satélite".

Hasta 6.000 pesetas

DirecTV, que cerrará este año con 125 millones de dólares en pérdidas, pero que en 1997 empezará a cubrir gastos (tres años después del inicio de sus operaciones) es propiedad de Hughes Corporation, subsidiaria de General Motors. Radicada en Los Ángeles y con un centro de retransmisión de altísima tecnología en Colorado, su función es la de proveer programación.La mayor parte de este contenido consiste en canales ya disponibles por cable, y para acceder a ellos se paga una mensualidad variable según la cantidad que se contrate, pero muy parecida a la suscripción del cable (unas 4.000 pesetas). Esto incluye entre 50 y 60 canales, un número que fluctúa según se firman y cancelan acuerdos de distribución.

DirecTV se encarece en las opciones más completas, que incluyen hasta 24 canales de deportes regionales y muy especializados. Otro plato fuerte de DirecTV en EE UU son los 50 can ales de películas o acontecimientos de pago individual (pay per view), que el usario contrata a través de una línea telefónica incluida en la instalación y que dan comienzo en intervalos horarios predeterminados (lo que los expertos conocen como "vídeo casi bajo demanda"). En suma,' la oferta de DirecTV se acerca a los 200 canales.

"Hay un debate, sobre si la gente realmente quiere toda esta interacción", comenta Edward Comor, experto en comunicaciones internacionales de la American University de Washington y autor de un libro sobre el DBS. "La mayoría de la gente en EE UU y en el mundo ve la tele para relajarse y no para convertirse en operadores de una especie de ordenador. En EE UU, la gente usa los medios de comunicación (radio, televisión, revistas, ordenadores) nueve horas al día. Hay evidentemente una barrera de tiempo y dinero".

El paquete completo de DirecTV sale por casi 6.000 pesetas al mes (aparte de la instalación antes citada), y según un estudio reciente de la firma Nielsen, sus suscriptores se alimentan de la franja de ingresos elevada.

En el otro lado del espectro se encuentra el director de la revista especializada Satellite Direct, una especie de listín telefónico que es en realidad la guía de programación mensual de DirecTV y USSB. Según Tom Wiener, "hay un apetito insaciable en una parte del público que quiere más y más canales y más variedad. No es que todo el mundo quiera 200 canales para ver 200 canales, sino para encontrar entre ellos la variedad suficiente de un cierto. tipo de películas, deportes o intereses especializados".

Alan Schroeder, profesor de televisión en la Northeastern University de Boston, cree que "cada vez interesan menos los medios de comunicación de masas e interesan más los medios de comunicación especializados".

No quedarse fuera

Según los expertos, las compañías telefónicas no quieren quedarse fuera. Prueba de ello es la presencia de AT&T en el accionariado de DirecTV y los preparativos del consorcio MCI-News Corporation para lanzar un nuevo sistema. El DBS nació como sustituto del cable en zonas no urbanas, donde esa infraestructura era difícil o inexistente, pero Stefan Stuerwald considera que ahora es "más que una promesa, un producto establecido".Entre los retos del sector, según, este analista, está la dificultad de instalar sus sistemas en grandes edificios de apartamentos de zonas urbanas. Como indicación de su empeño por alcanzar la meta de 10 millones de suscriptores al final de esta década, DirecTV anunció precisamente esta semana un acuerdo para distribuir su señal a unidades de vivienda multifamiliares en Nueva York, lo cual es el principio del fin de una de las últimas barreras del DBS: el límite de dos receptores de televisión por antena.

"El momento para la explosión del satélite en EE UU ha sido adecuado porque la revolución que había prometido el cable realmente no se ha producido", afirma el periodista especializado Tom Wiener. "La gente ha estado muy frustrada durante mucho tiempo con los sistemas de cable y su incapacidad para transmitir imagen de buena calidad y ofrecer una verdadera variedad a un costo razonable y con un servicio técnico fiable".

Según un reciente análisis de la revista Business Week, la tasa de aumento de suscripciones a los principales proveedores de cable (TCI, Time Warner, Comcast y Cablevision) viene descendiendo desde 1989, y no han podido equilibrar su creciente deuda ni siquiera elevando de manera sistemática las cuotas que cobran a sus abonados.

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