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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sensibilidad y elegancia

A las ocho de la tarde de ayer se inauguró en el Centro Cultural del Círculo de Lectores, de Madrid (calle de O'Donnell, 10), la exposición del pintor Gust Graas (Luxemburgo, 1924), una personalidad en el mundo de la televisión europea, pero que desde siempre simultaneó su actividad en el campo de la comunicación con el ejercicio de la pintura, a la que actualmente se dedica por entero en su estudio de la localidad mallorquina de Pollensa. Antes, en todo caso, de comentar nada acerca de su obra, conviene resaltar que, con esta exposición, el Círculo de Lectores inicia otro nuevo campo de difusión cultural, que se suma al de las exposiciones que realizaba con la obra gráfica para sus prestigiosas ediciones artísticas.La muestra de Gust Graas consta de 41 óleos y varios trabajos sobre papel, con lo que es sin más una muestra estrictamente pictórica, sin otra apoyatura, algo que, en efecto, no había hecho el, Círculo hasta el momento presente, y merece nuestro más encendido elogio.

Aunque ésta no es la primera vez que exhibe Graas su obra en Madrid, nunca lo había hecho con la amplitud ni en las condiciones de ahora, lo que permite conocer no sólo mejor cuál es su actual horizonte estético, sino disfrutar de la rica poesía atmosférica de sus paisajes, unos paisajes que bordean la abstracción, pero sin perder por completo su identidad figurativa. En cierta manera se nutre de una tradición muy centroeuropea, cuya raíz más remota podría situarse en Klee, mientras que la más próxima tendría qué ver con elementos afines de la abstracción francesa y alemana de la última posguerra. Todo discurre en sus cuadros como una armónica conjunción entre bellas tintas de color, que se expanden fijando la tonalidad paisajística, y un delicado grafismo, que sostiene, por su parte, la sutil nervatura lírica del conjunto.

Por otra parte, Graas trata con tacto lo matérico, que se manifiesta sin estridencias, a veces como ligera huella espumosa que forma un relieve, y otras, cual pespunte más lúdico o irónico. Sea como sea, consigue dotar con una unidad lírica al conjunto, que rezuma sensibilidad y elegancia, con un hermoso sentido de la luz y una estimable capacidad técnica. No es así de extrañar que a partir de estas cualidades logre tan atrayentes paisajes.

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