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El Gobierno reorienta sus alianzas europeas para no depender sólo de Chirac en la ruta hacia el euro

Xavier Vidal-Folch

España debe dar un paso más en sus alianzas europeas si quiere allanar el camino hacia la moneda única. Ésta es la conclusión que ha extraído el presidente del Gobierno, José María Aznar, de sus cinco meses de experiencia comunitaria, y especialmente de la reciente cumbre de Dublín. Consolidada la buena relación con Francia, el Gobierno busca ampliar complicidades con Gran Bretaña y, sobre todo, con la Alemania de Helmut Kohl. Aznar espera que el canciller alemán tenga "un gesto" con él en su próxima visita a Bonn.

"El principio ya lo conocíamos, pero ahora la práctica nos ha confirmado que el eje franco-alemán es básico", concluyeron fuentes del Ejecutivo. La relación reforzada con Francia "está ya muy consolidada, pero es insuficiente", según reconocieron las mismas fuentes, especialmente con vistas a la criba de países que accederán a la moneda única en el pelotón de cabeza, una carrera en la que es decisivo el apoyo alemán.El propio Aznar lo comprobó en Dublín, tras la cena que coronó el pasado sábado la cumbre informal irlandesa. El jefe del Gobierno español tomó sendos cafés con Kohl y con el presidente francés, Jacques Chirac. Según la diplomacia española, ambos le comunicaron su satisfacción por el proyecto de Presupuestos, y la consiguiente decisión del Banco de España de rebajar medio punto los tipos de interés.

En ese momento, Aznar decidió intensificar las relaciones con la doble locomotora europea, desechando definitivamente una estrategia colectiva. "Esta doble relación bilateral es esencial para que España entre en el grupo de cabeza del euro", precisan fuentes gubernamentales. El cálculo es que no sólo a París, sino también a Bonn, les interesa políticamente que la moneda europea no se circunscriba al área del marco con el añadido del franco francés, sino que se amplíe al área mediterránea. La estrategia de Aznar se ha venido limitando a "pegarse a Francia", en la creencia de que Chirac no le dejará plantado y que los niveles de tolerancia con la moneda gala podrán extenderse a la peseta.

Aznar salió de Dublín convencido de que París y Bonn "nos echarán una mano", siempre que España honre sus compromisos de rigor en la política económica y presupuestaria. El jefe del Gobierno se mostró en la cumbre menos militante contra la idea de una "flexibilidad" que dé lugar a "cooperaciones reforzadas" en el seno de la Unión.

Esa propuesta, aunque de origen alemán, es el caballo de batalla de París para la reforma del Tratado de Maastricht. Aznar "suavizó su oposición a los núcleos duros", propugnando que se estudien caso por caso, posición similar a la de John Major. Es un "cambio de discurso", según fuentes del Gobierno, para cimentar la complicidad con los dos grandes.

Aunque en Moncloa se niega que las relaciones con el canciller Kohl sean distantes, a diferencia de lo que ocurría con Felipe González, lo cierto es que "no son lo bastante fluidas", según ratifican diplomáticos alemanes. El reciente desplante de Aznar al ministro de Defensa, Volker Ruhe, a quien no recibió en Madrid, es el último desencuentro. Consciente al fin del papel clave del canciller, el jefe del Ejecutivo español se propone convertir el almuerzo que mantendrá con él el próximo día 15, en Bonn, en el inicio de una nueva etapa.

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El Gobierno mantiene la convicción de que Kohl "tiene un especial interés en demostrar", ese día, "el excelente nivel de las relaciones bilaterales", y espera, un gesto claro que lo simbolice. También aspira a concretar, para antes del Consejo Europeo de diciembre, en Dublín, la fecha del seminario bilateral que debía celebrarse el día 15 y que se aplazó, oficialmente, "por imposibilidad de cuadrar las agendas" de ,los ministros implicados.

Junto a la recomposición de la sintonía con el socio mayor del eje franco-alemán, la vieja querencia del PP por el Partido Conservador británico -reverdecida por el nuevo acercamiento de Chirac a John Major, especialmente en asuntos de Defensa-, hacen que se quiera afianzar el vínculo con París y Bonn sin descolgar a Londres. Por eso, antes de la cumbre de diciembre, Aznar viajará a la capital británica (el 27 de noviembre), y el Gobierno celebrará un seminario bilateral con Francia (en Marsella, el 3 y 4 de noviembre).

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