Los talibanes toman Kabul y cuelgan a Najibulá
Seis 'mulás' forman el Gobierno provisional para la aplicación estricta de la ley islámica
Los guerrilla ultraintegrista Talibán tomó ayer Kabul sin hallar apenas resistencia. Fue casi un paseo. Las tropas gubernamentales habían abandonado la capital afgana "para evitar un baño de sangre" y os nuevos dueños de Kabul no tuvieron necesidad de hacer uso de sus armas. Después de casi 17 años de guerra, la población les recibió sin entusiasmo. Sólo el morbo de ver colgado al ex presidente Mohamed Najibulá sacó a la gente a la calle. El gran gesto de fuerza de los talibanés fue precisamente asaltar la sede de las Naciones Unidas en Kabul (donde estaba refugiado desde. abril de 1992 el antiguo aliado de la Unión Soviética), fusilarle, junto con su hermano, y después colgar los cadáveres de ambos en la céntrica plaza de Ariana.
Najibulá fue "condenado a muerte unánimemente por los ulemas" (los doctores de la ley islámica) y por el "consejo central talibán", por haber "violado los derechos del pueblo afgano", declaró un portavoz de esta guerrilla de extremistas islámicos para justificar la ejecución'. Cinco guerrilleros entraron en la misión de las Naciones Unidas y, casi sin mediar palabra, fusilaron a Najibulá con un tiro en la cabeza. Su hermano, Shalipur Ahmadzai, fue sacado más tarde del lugar para ser ahorcado.Una vez muerto, el cuerpo de Najibulá fue atado a un jeep y arrastrado hasta el poste donde le colgaron. A su lado pende también Ahmadzai, cuya boca han taponado con cientos de billetes de afganis, la depreciada moneda afgana. Un portavoz oficial de la ONU en Nueva York reveló que hacía dos días se le había ofrecido ayuda a Najibulá para ser traslado a un lugar más seguro, pero no aceptó., El jueves, telefoneó a funcionarios de la organización para informarles de que todos los soldados gubernamentales habían huido.
El líder de la milicia Talibán, el mulá (nombre que recibe el que dirige la plegaria en la mezquita) Mohamed Omar, nombró al nuevo Gobierno de Kabul, integrado por seis mulás y dirigido por su brazo derecho, Mohamed Rabani. En el comunicado emitido a través de la agencia Prensa Islámica Afgana, con sede en Pakistán, Omar declaró Afganistán un "Estado islámico completo" en el que se "implantará un sistema islámico completo".
El asalto al edificio de la ONU y la muerte de Najibulá han sembrado la desconfianza en los países vecinos, especialmente en Rusia, India e Irán. Todos han condenado la acción de los talibanés, excepto Pakistán, que indicó que hoy mismo enviará una delegación a Kabul para ponerse en contacto con el nuevo Gobierno. A la condena de los vecinos se han sumado la ONU y otros muchos países.
El nuevo Gobierno se dirigió de inmediato a la comunidad internacional. "Hemos capturado Kabul y controlamos la mayor parte de Afganistán. Llamamos a la comunidad internacional a reconocernos como el Gobierno del Estado Islámico de Afganistán", declaró el portavoz talibán, Wakil Ahmad, desde la sureña ciudad de Kandahar, hasta ahora cuartel general de los talibanes.
"Evitar un baño de sangre"
Mientras, el embajador de Afganistán en India, Masud Jalili, un hombre muy cercano al derroca do presidente Burhanudin Rabani, declaró en Nueva Delhi que el Ejército y el Gobierno dejaron Kabul para "evitar una baño de sangre. "La retirada no es una derrota", sentenció.
El viceministro de Exteriores afgano, Abdul Rahim Gafurzai, declaró en Nueva York que Rabani y el primer ministro, Gulbudín Hekmatiar, se encuentran a menos de 30 kilómetros al norte de la capital, mientras que el comandante Ahmed Sha Masud se dirige con las tropas hacia el valle del Panshir, donde desarrolló en la década de los ochenta su lucha contra las tropas invasoras soviéticas, por la que se le conoció como el León del Panshir.
La primera orden emitida a través de Radio Kabul por el nuevo Gobierno fue la prohibición de que las mujeres asistan a sus trabajos. En un escueto comunicado, se advirtió a todas las mujeres de la capital que se abstengan "hasta nueva orden" de aparecer por las oficinas y dependencias en que prestaban sus servicios. "Najibulá ha traicionado el islam y nosotros le hemos castigado", declaró el mulá Omar para justificar la muerte del ex presidente afgano Tampoco existen muchas esperanzas de perdón para Rabani y Hekmatiar, a quienes el portavoz talibán describió como "criminales nacionales" por no aceptar la amnistía que les ofrecieron a cambio de que se rindieran.
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