_
_
_
_

Rusia redobla su oposición a la ampliación de la OTAN, pero la Alianza la iniciará en 1997

Xavier Vidal-Folch

Moscú echó ayer un jarro, de agua helada sobre las expectativas de la ampliación de la OTAN a sus antiguos satélites. "Nos opondremos firmemente" dijo a los aliados el ministro de Defensa, Igor Rodiónov, quien llegó a insinuar "medidas secretas de represalia". Pero sí ofreció total cooperación militar, especialmente en Bosnia, para la Ifor-2. La Afianza acordó ayer iniciar su ampliación en 1997, y el secretario de Defensa de EE UU, William Perry, ofreció a Rusia compartirlo todo, salvo el compromiso de defensa mutua.

"Es evidente que sobre: algunas cosas tenemos un completo desacuerdo", llegó a decir el siempre optimista secretario general, Javier Solana. Y es que las palabras de Rodiónov a sus colegas de Defensa, reunidos informalmente en la ciudad noruega de Bergen, cayeron como los chuzos, de punta. Contrastó radicalmente con la posición del ministro de Exteriores, Evgeni Primakov, quien, también en una reunión con la OTAN -el pasado 4 de junio en Berlín- dijo a sus colegas que su país "no pone objeciones" a la ampliación, en su sentido político. Primakov abrió la ventana. Rodiónov la cerró ayer. "Ya no hay amenaza en Occidente, ni de Rusia, ni de nadie, por lo que la necesidad de ampliar no tiene sentido, rompería el equilibrio geopolítico y de armamento en Europa y abriría nuevas líneas divisorias", dijo. "Nos opondremos firmemente a la ampliación", concluyó.

Ante los periodistas :rusos subió el tono. Anunció que tenía ya "preparada una serie de medidas militares" contra la. ampliación, pero las mantenía en secreto. Ante el resto, rebobinó: "La única medida secreta, es que nuestra nación, nuestra opinión, no desea asistir a la ampliación", pues ve a la Alianza aún como "un producto de la guerra fría y no como una organización pacífica". Su objeción, frontal en la forma es más bien formal en el fondo. Su problema es su clientela nacionalista. "Pónganse dentro de mis zapatos", limosneó.

Le respondió Perry con un silogismo. "Ustedes reconocen que la OTAN no es una amenaza", dijo. "Y como la OTAN ampliada sólo sería una. amenaza si lo fuera la actual OTAN, la OTAN ampliada no lo será".

Cada uno siguió en sus trece. Moscú, con su oposición. La Alianza, con su programa de acogida. "Somos una organización abierta y no podemos rechazar las demandas de adhesión de otros", coincidieron el alemán Volker Rüde y el francés Charles Millon. No sólo fue una ratificación de filosofía. Los aliados avanzaron en su proyecto y consensuaron, a bombo y platillo, que invitarán a los países candidatos que hayan pasado la prueba técnica y reiteren su voluntad política de integración, a asistir a la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y Gobierno de 1997. Ese será el momento en que "empezarán las negociaciones de adhesión".

¿Qué países? Tanto Rüde como el español Eduardo Serra propugnaron "homologar los criterios" de entrada en la Unión Europea y en la Alianza Atlántica. Pero a buen seguro la realpolitik y las diferencias de desarrollo impondrán una primera oleada, circunscrita a Polonia Hungría y la República Checa.

El caso de Polonia

Esos tres son los países del Este más desarrollados y ni húngaros ni checos tienen fronteras con Rusia, como los bálticos. Sí es el caso de Polonia, pero este país es el plato fuerte de la ampliación, y la mala conciencia de Occidente. También el objeto de la angustia rusa, por su vecindad al enclave de Kaliningrado, cosa que recordó Rodiónov. Pero oficialmente los aliados no concretaron. La criba se realizará en diciembre.

Pese a tanto rifirrafe global Rusia-OTAN, hubo avances muy serios en la cooperación concreta. Rodiónov aseguró que su país "quiere estar y estará" en la fuerza militar que sustituya a lfor en Bosnia, y de la misma manera, bajo mando de EE UU, porque la experiencia ha sido "extraordinariamente satisfactoria". Y propugnó una "cooperación global estrecha", sin condicionarla al desenlace de la ampliación.

Perry le propuso que participe en planear la lfor-2 "desde el primer momento" y no al final, como sucedió con la actual IFOR. Y relanzó una vieja idea europea: firmar una Carta o Tratado que consagre "la cooperación de la OTAN y Rusia en todos los ámbitos de actividad", salvo en el compromiso de defensa colectiva ante una agresión exterior, el cogollo del Tratado de Washington.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_