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Todos los institutos y escuelas de Francia pararon dos horas para reflexionar sobre la violencia escolar

Todas las escuelas e institutos de Francia pararon ayer, durante dos horas, para que profesores, alumnos y padres "discutieran juntos las razones de la violencia y los medios para frenarla", tal y cómo rezaba la circular firmada por el ministro de Educación, François Bayrou. Son varias las causas que impulsaron al ministro a abrir este debate. Por un lado está la acumulación -2.000 en 1995- de hechos violentos vividos por los centros escolares los últimos años, hechos que han ido cambiando de naturaleza, pasando de la degradación de las instalaciones a la agresión de los maestros y de los insuItos y empujones, durante el recreo, al robo con extorsión e incluso al asesinato.Pero la decisión del ministro también responde ala necesidad de arrebatarle la iniciativa al ultraderechista Frente Nacional (FM) de Le Pen, que transforma cada incidente en motivo de un alegato contra los inmigrantes. Ayer François Bayrou quiso evitar que se repitiese lo ocurrido hace una semana: en Marsella, cuando el FN capitalizó el asesinato gratuíto de un joven de 14 años por otro de 15 e hijo de magrebíes.

En esta ocasión el drama se había producido en los alrededores de Paris. Julien, de 15 años, murió en la escuela al recibir una bala en el corazón. El autor del disparo era Guillaume, de 14 años, hijo de policía jubilado que había acudido a clase con la pistola de papá en la cartera. Parece que todo fue accidental, que el tiro salió por el cañón casualmente mientras los muchachos mostraban su habilidad en el manejo de las armas.

Ayer, en los centros escolares, todo el mundo apoyó y puso en práctica la iniciativa ministerial pero también todo el mundo la denunció: "Hay que hablar de la violencia pero aún sería mejor actuar", decía un profesor del liceo Paul Valery. "A Bayrou estas dos horas no le cuestan ni cinco y en cambio, para el año que viene, prevee suprimir 5.000 puestos de profesores en primaria y secundaria. No se puede al mismo tiempo sugerir la necesidad de mayor control y, reducir el número de personal docente".'

En la escuela de Julien los compañeros pedían que "no se confunda un accidente con un asesinato" pero también admitían su parte de culpa: "todos sabíamos que Guillaume llevaba una pistola". Ahora se dicen dispuestos a aceptar "un registro diario por parte de un agente de seguridad. Hay que acabar con las armas".

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