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Indicios de que el virus Ebola tiene una comple cadena de transmisión

La búsqueda del origen del mortífero virus Ébola se ha estrechado de forma significativa y apunta hacia una compleja cadena de transmisión que podría implicar a insectos, murciélagos y monos en los densos bosques tropicales africanos. Los descubrimientos, algunos tan recientes que los científicos todavía no los han publicado, fueron anunciados recientemente en una conferencia internacional sobre la investigación en tomo al virus Ébola en la ciudad belga de Amberes.El coloquio tuvo lugar casi 20 años después de que el Ébola se mostrara ante el mundo en una pavorosa epidemia en Yambuku, en el norte de Zaire. Desde entonces, el virus, que causa una fiebre hemorrágica intratable hasta el momento y es letal entre el 60% y el 90% de los casos, ha emergido siete veces, incluyendo la famosa epidemia de Kikwit (Zaire) el año pasado.

Hasta hace muy poco los científicos tenían pocos indicios sobre los organismos o animales en los que se esconde el virus entre brote y brote. La primera revelación interesante no llegó del corazón de Africa sino a través de un investigador danés. Thorben Lundsgaard se ha pasado anos estudiando un virus que ataca la hierba utilizada como forraje para el ganado en Europa y América del Norte. Pensaba que el virus llegaba a a la hierba a través de los insectos denominados cigarras de la hierba, así que crió una remesa de estos insectos, los. hizo polvo y estudió sus células con un potente microscopio electrónico. Nunca encontró el virus. "Pero sí encontré otra cosa", recordaba esta semana el investigador. "Fue pura suerte. Vi algo, lo miré mejor y me pareció un filovirus". Las imágenes que mostró llamaron la atención de muchos expertos, que vieron algo muy parecido aunque no idéntico al Ebola.

Jim LeDuc, un investigador estadounidense que participó en 1981 en la búsqueda del origen del virus Ébola en el norte de Zaire recordó en el coloquio que todo el mundo en el pueblo donde él estuvo criaba conejillos de indias para comer y que les daban hierba infestaba con los mismos insectos. Joseph McCormick, que hizo las pruebas en 1981 con las muestras de conejillos de indias traídas por LeDuc recuerda que dieron positivo para el Ébola pero también que entonces los métodos eran tan imperfectos que había muchos falsos positivos.

La científica rusa Elena Ryabshikova infectó conejillos de indias con el virus Ébola y al principio parecieron resistentes pero al cabo de ocho generaciones surgió una variante del virus que resultó mortal en un 100%.

Esto significa probablemente, dijo Ryabshikova que los conejillos de indias raramente enferman de Ébola pero pueden ser portadores del virus. Esta conexión es pura especulación por el momento y nadie dicé que los insectos de Europa porten el virus. En los africanos se han realizado sólo unos pocas pruebas, todas ellas por el surafricano Robert Swanepoel, que no pudo infectar a los insectos, pero sí a tres éspecies de murciélagos que se encuentran únicamente en el llamado cinturón del Ébola de África Central.

El virus se replicó rápidamente en los murciélago sin afectarles negativamente y se pudo detectar en grandes cantidades en sus glándulas salivares y pulmones.

Un gran experto en epidemias, el estadounidense Tom Monath, piensa que el rompecabezas del Ébola puede ser muy complicado, con una ruta que pase por insectos que pican a o son comidos a su vez por animales que a su vez son comidos por las personas.

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