Esperando la caída de Sadam
Miles de iraquies se ganan la vida en grupos opositores que preparan el derrocamiento del régimen de Bagdad
Harún Mohamed es uno de los miles de iraquíes que se ganan la vida esperando la caída de Sadam Husein. Es todo menos un trabajo arduo. Además, paga bien. En su despacho dentro de la fortificada sede de la organización opositora Acuerdo Nacional Iraquí (ANI), Mohamed estaba ayer ocupado enviando por fax. una caricatura de un Sadam horrorizado y atrapado entre un yunque y un martillo. La exhibió con orgullo. "El régimen se cae en cualquier momento", dijo este portavoz oficial del ANI. Mufid Amid, que a su vez es portavoz del portavoz oficial, asintió con solemnidad. "Cierto", dijo, "el régimen está que se cae".En el ambiente de funcionalidad que se respira nada más pasar el gran detector de metales a la entrada de la sede del ANI -atractivas secretarias inmersas en las pantallas de sus ordenadores, redactores reunidos discutiendo el próximo editorial del periódico opositor Bagdad, telefonistas en constante búsqueda de personajes políticos esparcidos por el mundo- hay de todo menos realismo. Si algo une a líderes del ANI con sus rivales del Congreso Nacional Iraquí (CNI), con sede en Londres, y las diversas facciones izquierdistas, kurdas, islamistas, laicas y progresistas es la ilusión de que el fin de Sadam está próximo.
Mohamed rechaza rotundamente las versiones de que el ANI, que está encabezado por un ex ministro e impenitente viajero llamado Iyad Alaui, cuenta con un presupuesto anual de 20 millones de dólares (2.500 millones de pesetas) que le facilita la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE UU. Esta cantidad se acordó supuestamente en los días en que Washington estaba empeñado en financiar el derrocamiento de Sadam.
Mohamed asegura: "No recibimos un solo centavo de la CIA. Nuestras operaciones secretas [que a su juicio siguen siendo un éxito] son financiadas por numerosos y ricos empresa-rios privados iraquíes exiliados en Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y España". Mohamed sólo admite que "existen contactos con el Departamento de Estado".
Para el ANI, el más reciente encontronazo entre Irak y Estados Unidos, una crisis que ha fracturado la coalición aliada y permitido a Sadam. recuperar el control del norte de Irak, "no ha favorecido para nada al régimen de Bagdad". Desde su punto de vista, la crisis ha debilitado aún más a un régimen que "cada día da más tropezones porque está confundido, perdido y, por tanto, vulnerable".
Lo que hay que dudar es si Washington va a seguir creyendo en ese argumento. Al fin y al cabo, es el mismo que los opositores iraquíes utilizaron para capturar la mayor tajada de la ayuda económica que generosamente repartía Estados Unidos a los enemigos del régimen como en los tiempos en que la CIA financiaba a los cubanos en el exilio, a los contras nicaraguenses y, con infinita más ingenuidad, a los rebeldes islámicos de Afiganistán en los años de la ocupación soviética. Si la derrota de la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) de Jalal Talabani a principios de mes puede servir de indicador, Washington no ha hecho más que apostar a caballo perdedor. Talabani, que se codeaba con los agentes de la CIA en Arbil y Suleimaniya, terminó aliándose con Irán.
Pero ése es sólo uno de los insólitos desenlaces de las fracasadas conspiraciones en las que Washington ha participado, evidentemente sin tomar en cuenta otros factores esenciales para la creación de un frente común contra Sadam.
"Con enemigos como éstos, Sadam está a salvo", comentaba un embajador occidental, anotando además la existencia del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak, el famélico organismo shií que encabeza el ayatolá iraquí Mohamed Baker al Hakim, exiliado desde 1980 en Irán.
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