Editores y libreros, en contra de liberalizar el precio del libro de texto

Al igual que los quioscos no pueden vender los diarios al precio que decidan, las librerías tienen que respetar el precio fijo de todos los libros, incluidos los escolares. Por eso, editores y libreros se han quedado boquiabiertos ante el proyecto de la ministra de Educación, Esperanza Aguirre, de "negociar la liberalización del precio de los libros de texto". "Romper el precio fijo crearía desigualdades" afirma Mauricio Santos, representante de los editores, que subraya, que este año el precio de los libros no ha alcanzado ni siquiera el IPC.

"Excepto en Holanda", explica Mauricio Santos, presidente de ANELE (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza), "todos los países de la Unión Europea tienen unas normas; normas que existen aquí a nivel estatal y en las autonomías". Frente a la legislación vigente, ha habido repetidas campañas de las grandes superficies que piden poder hacer descuento en los libros de texto o promociones especiales de los mismos. Este asunto se encuentra ya ante el Tribunal de Defensa de la Competencia: quieren superar el 5% de descuento autorizado."Nos preocupan las posibles elevaciones de los precios del libro escolar", afirma el secretario general de Educación Eugenio Nasarre, "y por eso nos hemos planteado afrontar una mayor liberalización del mercado". Sin embargo, Mauricio Santos insiste en que el concepto "liberalizar" es equívoco. "Si se refieren a poder realizar descuentos, eso es romper con el precio único".

El ministerio cuenta con abrir negociaciones con editores y libreros. De hecho, ya ha mantenido conversaciones con algunas editoriales. "Podemos estar de acuerdo en dialogar, pero siempre que se respete la legislación actual", subraya Santos.

Nasarre asegura que el equipo ministerial es consciente de las implicaciones culturales que todo esto conlleva: "No queremos perjudicar a ningún sector. El cambio puede ser complejo y estamos dispuestos al diálogo para abaratar los precios".

Para Mauricio Santos, "romper el precio fijo crearía graves desigualdades y redundaría en perjuicio no solamente de los libreros, sino también de los propios consumidores: Al principio, bajan los precios, pero luego vuelven a subir y los descuentos se harían sobre precios más altos". Santos recuerda, asimismo, su preocupación por el sistema de promociones que podrían abrir algunas de las grandes superficies, pretendiendo la rebaja de los libros como señuelo para vender otros productos.

No es un artículo comercial

Por su parte, los libreros no quieren aceptar que se considere al libro como un artículo comercial. Valeriano García Barredo, miembro de CEGAL (Confederación del Gremio y Asociaciones de Libreros) afirma que el precio fijo no es un capricho, sino que está fijado en defensa de un bien cultural. "Me niego a que se utilice el libro para una batalla comercial y me gustaría saber por qué no se lleva el precio de las botas de deportes o de los uniformes a las mesas de negociación", afirma García Barredo, preocupado por lo que llama una deformación de la sociedad que no entiende el libro de texto como un fondo cultural del país. El libro de texto representa el 12% del mercado y, en términos del control de calidad, Educación 40% del mercado, el otro 60% depende de las autonomías donde, en algunos casos, las ediciones especiales encarecen seriamente el precio. El material escolar oscila entre las 7.000 y las 15.000 pesetas, según los cursos.Las asociaciones de padres de alumnos participan, dentro de los consejos escolares, en la elección de los libros y, otros materiales curriculares y, salvo por causas graves o causas por reforma educativa, la duración de los textos está fijada por decreto de un mínimo de cuatro años.