_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Púrpura en libertad

Deep Purple

lan Gillan (voz), Steve Morse

(guitarra), Jon Lord (teclados), Roger Glover (bajo), lan Paice (batería).

Plaza de toros de Móstoles. Precio: 1.000 pesetas. Unos 5.000 espectadores.

Deep Purple es, no cabe duda, estigma de otro tiempo. Una época de gloria la de los setenta, en la que el grupo británico brilló a alturas de leyenda. Con la posterior reentrada en los ochenta y la interminable sucesión de componentes (a veces con billetes de ida y vuelta como el de Gillan), la púrpura profunda ha perdido prestigio. En la última de las trifulcas se quedó fuera el guitarrista Ritchie Blackmore, una pieza crucial en su engranaje. En el inicio de la gira española, Deep Purple se caracterizó por la libertad con que el grupo asumió su repertorio. Una selección de canciones que alternó clásicos con piezas procedentes de Purpendicular, su última y no emasiado afortunada obra. En uno y otro caso, Purple utiliza los temas en interpretación libre. En ese concepto caben solos intermedios, prolongación voluntaria de los temas y cierta sensación de estilo improvisado aunque seguramente no lo sea tanto en realidad. No es que se trate de recrear el histórico Made in Japán, pero sí su espíritu.

Lógicamente el material mejor recibido fue el que más años tiene: el inicial Fire ball, los intermedios Black night, Woman from Tokio o el universal Smoke on the water.

El público, que llenó la poco estética plaza de toros mostoleña, estaba compuesto en general por veteranos rockeros que ignoraron las piezas nuevas y celebraron las antiguas. El sonido ayudó a la correcta marcha de la noche. Es obvio que Purple vivió sus mejores tiempos en el pasado. Y es considerable la opinión según la cual tenían que haber dejado el nombre descansar sin más vivencias que las de gloria. Pero también es verdad que su derecho tienen estos músicos cincuentones a tocar los temas que ellos mismos crearon e hicieron populares. lndependientemente de las objeciones que puedan anteponerse, puede concluirse que Deep Purple en 1996 toca con ganas y gusto.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_