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Una excavación corrobora que el hombre de Neandertal formó comunidades complejas

Un yacimiento de Barcelona muestra la variada tecnología del fuego 53.000 años atrás

Los libros de texto aún dibujan al hombre de Neandertal -anterior en la escala evolutiva al hombre moderno, el Homo sapiens sapiens- como un ser primitivo de facciones arcaicas y poco especializado que correteó por paisajes salvajes hasta hace 35.000 años. Nuevos datos contribuyen a acabar con este mito. El hallazgo en Capellades (Barcelona) de 15 hogares de fuego de 53.000 años de antigüedad -los más viejos exhumados en España hasta el momento- es considerado por el director científico de la intervención, Eudald Carbonell, como una "prueba clave" para demostrar que el hombre de Neandertal también vivía en comunidades complejas, bien organizadas y adaptadas al medio.

Junto a cada uno de los 15 hogares, el equipo de arqueólogos de la Universidad Rovira i Virgili (Tarragona) encabezado por Carbonell ha encontrado pequeñas herramiendas de sílex y cuarcita, restos óseos de caballos, ciervos y otros animales, y el más antiguo conjunto de útiles de madera que se conserva.Raúl Bartrolí, conservador de la sección arqueológica Amador Romaní, de Capellades, explica que todos esos materiales se han hallado alrededor de los hogares y no desperdigados sin ningún orden. "Resulta significativo apreciar que hace 53.000 años, el hombre de Neandertal, del que siempre se ha dicho que era poco especializado, ya establecía talleres de fabricación de herramientas alrededor del, fuego", destaca.

El descubrimiento permite incluso averiguar la técnica que empleaban los hombres de Neandertal para tallar las piezas que posteriormente empleaban para elaborar objetos de madera o descuartizar animales y trabajar sus pieles. "Podemos llegar a saber qué pensaban, desde el punto de vista de la técnica, mientras tallaban una roca", agrega Bartrolí.

El fuego, elemento central

Eudald Carbonell -que es también codirector del celebre yacimiento de Atapuerca (Burgos), donde se han hallado restos humanos de hace casi un millón de años- considera que el fuego es el elemento clave a partir del cual las comunidades de Neandertal se estructuraban. Les era imprescindible no sólo para calentarse, cocer los alimentos, iluminar el espacio o ahuyentar a las fieras.El arqueólogo sostiene la hipótesis de que el fuego "centralizaba la mayoría de las tareas del campamento", o dicho de otra forma, que el asentamiento se organizaba en función de cómo se distribuían los hogares. "Es importante constatar que en el Paleolítico Medio los homínidos ya estructuraban el espacio para adaptarlo a sus necesidades y no al revés", subraya Carbonell.

En el yacimiento del Abric Romaní, de 200 metros cuadrados de superficie, se han hallado fuegos de tamaño y composición diferentes en función de su uso: planos, en cubeta -que eran utilizados como puntos de luz- y hasta hogares en los que se aprovechaba el poder refractario de las placas de travertino para conservar mejor el calor. Esta gran variedad convierte al yacimiento de Capellades en uno de los pocos -sólo se conoce otro en Palestina- donde está representada, según Carbonell, "toda la tecnología del fuego".

El yacimiento arqueológico del Abric Romaní, situado estratégicamente bajo un abrigo de piedra calcárea (travertino) y descubierto por el estudioso Amador Romaní en 1909, fue durante miles de años un campamento de referencia para el hombre de Neandertal. Durante el Paleolítico medio, estos homínidos nómadas que se alimentaban de la caza y la recolección usaron el abrigo montañoso como refugio y asentamiento temporal para explorar el territorio. Tanto es así que al análisis detallado y global de cada uno de los niveles de ocupación permite, en opinión de Carbonell, "la reconstrucción, de su modo de vida".

Hasta ahora, las excavaciones han alcanzado el nivel de ocupación de hace 53.000 años, pero la profundidad del yacimiento permite aventurar que su antigüedad se sitúa en torno a los 80.000. De ahí que Carbonell se muestre convencido de que el Abric Romaní es uno de los pocos lugares "donde es posible apreciar la evolución cultural del hombre y constatar empíricamente que la complejidad humana es bastante ante rior al Homo sapiens sapiens".

El yacimiento del Abric Romaní es uno de los 20 que se han descubierto en los riscos del Capelló, junto al margen derecho del río Anoia, a unos 60 kilómetros de Barcelona.

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