Hoy se intenta recuperar un gran trozo del casco del 'Titanic'

Una turbulenta era de comercio del rescate submarino está emergiendo en todo el mundo y en ningún lugar las tensiones son tan evidentes como aquí, en el Atlántico Norte, a 609 kilómetros de Terranova, donde una expedición de un mes de duración, a bordo del barco francés Nadir, trabaja para comercializar el casco herrumbroso del Titanic entre acusaciones de profanación y de mal gusto. Está previsto que hoy llegue el gran momento de la expedición. Se recuperarán de entre los restos una sección del casco de más de 6 metros de anchura y más de 7 metros de longitud con 4 portillas y restos de otras cuatro.Primero se colocarán abrazaderas sobre el casco y luego éste se reflotará mediante bolsas lle-nas de aceite. Una vez que el fragmento del transatlántico se encuentre a 30 metros bajo el nivel del mar, un equipo de buzos enganchará el trozo del Titanic a una grúa que lo extraerá del agua. A continuación será instalado en un barco que lo trasladará hasta Nueva York, donde llegará el próximo domingo.

El acontecimiento será presenciado por dos cruceros, el Island Breeze, de Nueva York, y el Royal Majesty, de Boston. Los camarotes cuestan entre 234.000 pesetas y 780.000 pesetas por persona. El programa incluye conferencias de expertos en el Titanic y películas sobre el barco.

Todas las mañanas, el Nautile, un sumergible amarillo brillante de 7,9 metros de eslora, lleva a tres personas hasta los restos del naufragio y, todas las noches, vuelve al buque escolta, el Nadir, de 55 metros de eslora.

RMS Titanic, la sociedad, propietaria de los restos del naufragio, ha prometido dejar intacta la mayor parte de éstos. La empresa ha recuperado 4.000 objetos y, con ayuda de expertos franceses, ha restaurado muchos de ellos. Unos 150 se expusieron el año pasado en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich, Inglaterra, donde 700.000 personas la vieron. En abril, se inaugurará otra exposición de 300 objetos en Memphis.

La mayor parte del esfuerzo actual está destinado a la filmación de las profundidades para hacer una película que se proyectará en las exposiciones y en el canal de cable Discovery Channel, que pagó cerca de 390 millones de pesetas por el acceso.