Tomar el olivo
Los tres diestros sufrieron un desarme al recibir a sus primeros toros y tuvieron que tomar precipitadamente el olivo. Es curioso porque no suele ocurrir. Sí lo del olivo, no que se vaya repitiendo puntualmente en la primera parte de la corrida. Uno que acudiera por primera vez a los toros creería que esa es una suerte propia del espectáculo, como que el matador se hace presente y larga tela o que suena el clarín y aparece un bárbaro tocado de castoreño cabalgando gigantesco percherón.Tomaron el olivo ... No quiere decir que cogieran el ramoso arbusto y se lo comieran o se lo llevaran a casa. La terminología taurómaca debe explicarse, pues aquel rico vocabulario que conocía todo el mundo está en trance de desaparición. Ni siquiera las gentes del toro lo emplean y han introducido unos sustitutivos surrealistas. Dicen pónsela, vámonos, vamos a darle unas lapas, vamos a darnos el arrimón, y se quedan tan anchos. Ellos se entienden.
Torrestrella / Joselito, Rivera, Granado
Toros de Torrestrella, 1º (que se conmocionó, devuelto) y 5º con trapío, resto discretos; flojos, poca casta, deslucidos. Sobrero de Oliveira, escaso trapío, inválido.Joselito: dos pinchazos, estocada y rueda de peones; se le perdonó un aviso (silencio); estocada y rueda de peones (división). Rivera Ordóñez: tres pinchazos y estocada caída (ovación y salida al tercio); dos pinchazos y estocada (ovación y salida al tercio). Daniel Granado: tres pinchazos y dos descabellos (silencio); tres pinchazos y descabello (algunos pitos). El peón Basilio Martín sufrió un puntazo leve. Plaza de Vista Alegre, 23 de agosto. 7ª corrida de feria. Lleno.
Lo del olivo oyó mencionarlo un espectador cuando sucedía y se quedó perplejo. Fue preciso explicarle que tomar el olivo significa saltar raudo la barrera cuando uno se encuentra a los alcances del toro, y el hombre no se quedó muy conforme. Tirarse al callejón es frase más directa que hubiera entendido mejor.
Resultó, en fin, que se hizo presente Joselito, el codicioso toro colorao le arrebató el capote y corrió a tomar el olivo. Un peón asomó entonces el percal por la tronera del burladero, acudió veloz el toro, se pegó un testarazo, cayó conmocionado y como ya el pobre no daba pie con bola, lo devolvieron al corral.
El sobrero salió más conmocionado que el sustituído y Joselito le administró malas lapas en el transcurso de una interminable faena. Al cuarto, de corta embestida, se las dio aún peores, si bien en menor cantidad. Joselito debía de tener la tarde espesa y provocó el enfado de algunos espectadores, mientras otros aplaudieron su reconocida maestría.
Toros de corta embestida fueron todos y la diferencia estribó en la fama de quien lo toreara. Daniel Granado hizo lo mismo que Joselito, desde tomar el olivo hasta las malas lapas, y le pitaron. Los públicos de toros aplaudidores y triunfalistas se las suelen gastar así: a los maestros, flores; a los modestos, leña. Otro aspecto de la cuestión es que Daniel Granado estuvo digno frente a la casta mansa de su lote.
Rivera Ordóñez traía heroico el ánimo y alborotó el cotarro. Tras el inevitable prólogo olivarero, lanceó a la verónica, se arrimó en las faenas de muleta sin que le arredraran los achuchones y compensó su falta de recursos fidiadores derrochando pundonor.
El público no podía corear el olé que demanda el arte pero gritaba ¡ay!, que es la expresión del sobresalto y la emoción extrema. Los alardes de Rivera Ordóñez tenían asustado al personal. Sin embargo a la hora de matar se echaba fuera y nadie entendió que hubiera perdido los arrestos tan de súbito. En fín, así de contradictoria es la vida.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.