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Un James Brown en plenas facultades se afirma como 'general del soul'

El músico inició en Benicàssim su gira española

El primero de los seis conciertos que ofrecerá en España durante los próximos días James Brown, presentó al general del soul en un buen momento de su carrera, anoche en Benicássim. Sólido, limpio, profesional, animado y lúcido, esta leyenda viva del soul y el funk demostró que no vive sólo de los éxitos del pasado, sino que tiene energía, voz y humor suficientes como para convencer a su público desde el escenario. Hoy actúa en Estepona; mañana lo hará en Roses; el domingo, en Mallorca; el lunes, en Almería, y el miércoles, en Barcelona.

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Media luna. Media entrada. James Brown al completo. El concierto que ofreció anoche el rey del soul demostró que, después de más de 40 años de carrera musical es capaz todavía de ofrecer un buen espectáculo. Una banda de una decena de músicos, más coros, bailarinas y maestro de ceremonias, difícilmente dejan indiferente al público, aunque sea escaso. Casi todos estábamos en primera fila. No más de 3.000 personas asistieron al velódromo de Benicássim, pero nadie se halló allí a disgusto.Los preámbulos habituales precedieron la salida del general del soul como se empeñó en presentarlo el maestro de ceremonias. James Brown ostentaba hasta ahora otros títulos como Soul brother número uno, El Padrino y Míster Dinamita. Su carrera es demasiado larga e intensa como para anclarse en uno solo de esos apelativos. Además, James Brown parece estar en una nueva etapa, plena y sosegada. Quizá feliz. En mejor estado físico que en anteriores visitas, más delgado, más natural. Su madurez parece haberle traído finalmente la estabilidad. Su vida personal quizá sea menos tormentosa que en el pasado. En un momento del espectáculo hizo subir a su mujer al escenario, una alegre pelirroja parecida a Sarah Ferguson, y tuvo para ella un "te quiero mucho" en español. Más tarde bailaron agarrados. En todo caso el espectáculo que ofrecieron anoche Brown y su orquesta dejó un buen sabor de boca de algo preparado cuidadosa y profesionalmente.

Pero son nuevos tiempos y aunque sus viejos éxitos siguen vivos y las bases de la puesta en escena del soul-funk siguen inamovibles, el grupo se ve refrescado por una mezcla interracial infrecuente hasta hace unos años. Un espectáculo políticamente correcto, en el sentido más norteamericano del término: las bailarinas salieron primero vestidas con pantaloncitos de boxeador y después envueltas en la bandera estadounidense. Eso todo el mundo lo esperaba y encajaba perfectamente con el resto del montaje. Sin llegar a bailar frenéticamente los ritmos que se desgranaban en el escenario el público parecía estar pasándolo muy bien.

Con 58 años, 40 de carrera musical, 98 temas en las listas de éxitos norteamericanas (un récord no igualado hasta ahora) y 17 números uno, James Brown todavía tiene cosas que decir. Hay algo que difícilmente pueden igualar los conciertos de rock y es el de ofrecer un espectáculo musical tan completo y a la vez tan parco como el del soul, Son los músicos y las bailarinas. Tal vez James Brown no caiga ya en esos estados de trance como hace un par de décadas, quizá no saque al mercado novedades discográficas con tanta regularidad, pero ha permitido que varias generaciones usen su música en sampleados y todo tipo de versiones lo que le ha permitido estar presente e influir en las nuevas músicas de su país como el hip-hop o el rap que lo han recuperado como uno de sus ídolos.

I feel good cantó casi al final de su recital de anoche, y parecía sentirse a gusto realmente sin aspavientos o sin demasiados estimulantes artificiales. Simplemente bien, dentro de su piel.

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