Los museos revientan los precios
Existen actualmente en Japón 146 museos públicos municipales o regionales, que cuentan con fondos y se preocupan de su prestigio. Dos tercios de ellos fueron construidos en los últimos 10 años. Por tanto, la compra que hizo el Museo de Utsunomiya (al norte de Tokio) en febrero pasado de La gran familia, del surrealista René Magritte, al precio de 682 millones de pesetas, ha hecho aullar a los contribuyentes. Y es que la tela había sido valorada en 132 millones de pesetas por un galerista neoyorquino.De igual manera, en 1994, el Ayuntamiento de Tokio fue acusado de haber pagado un precio desmesurado (660 millones de pesetas) por una obra de Roy Lichtenstein destinada al nuevo Museo de Arte Moderno de la capital. Después fue el turno del Ayuntamiento de Osaka, criticado por haber invertido 2.000 millones de pesetas en un modigliani y una veintena de cuadros.Las ciudades de Fukuoka y Aomori han comprado, respectivamente, un dalí (por 616 millones de pesetas) y tres telones de teatro pintados por Chagall por 1.500 millones de pesetas.
Después de los especuladores, son los museos los que, a causa de una lasitud de los controles sobre la utilización de fondos públicos o de subvenciones para la promoción de la cultura, están reventando los precios.
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