Cogida muy grave de Pepe Luis Martín
Pepe Luis Martín entró a quites, se le venció el toro y recibió en el muslo una cornada tremenda. La cogida no fue muy aparatosa pero dio sensación de mucha gravedad. La forma con que el asta desgarró e hizo trizas varios palmos de taleguilla tras la rápida voltereta añadio caracteres dramáticos al percance. El toro aún tiraría otro derrote, seco y certero, al muslo.Pepe Luis Martín se incorporó y corrió hacia el tercio intentando sujetarse la pierna herida. Mientras las asistencias le cogían a puñados para llevarlo a la enfermería, un banderillero se quitó apresuradamente la pañoleta y le practicó un torniquete. La hemorragia era grande y asustó a todo el mundo. Algún reguero de sangre absorbió la arena cenicienta del coso bilbaíno. Y en el centro del redondel quedó largo rato, a manera de referencia trágica, un buen girón del traje de torear.
Palha /Martín, Sánchez, Vázquez
Toros de Francisco Palha, con trapío, cuajados y muy bien armados; mansos y dificultosos.Pepe Luis Martín: tres pinchazos y estocada (silencio); herido muy grave al lancear al 3º. Sergio Sánchez: estocada caída (vuelta); estocada baja perdiendo la muleta (aplausos y saludos); estocada (oreja). Javier Vázquez: estocada y tres descabellos (aplausos y saludos); bajonazo a toro arrancado saliendo perseguido -aviso- y descabello (palmas). Enfermería: El diestro Pepe Luis Martín fue asistido de cornada en un muslo con desgarro de venas tributarias de la femoral que requiere transfusión de sangre. Pronóstico muy grave. Plaza de Vista Alegre, 18 de agosto. 2º corrida de feria. Dos tercios de entrada.
Había entrado a quites Pepe Luis Martín...
Algunos cuestionaron su inclusión en los carteles. ¿Por qué ha de venir Pepe Luis Martín a la importante feria de Bilbao?, se preguntaban. Y el propio torero les dio respuesta ejecutando un toreo hondo, interpretado con estricta sujeción al clasicismo y a la pureza. Este y no otro es el toreo de belleza y emoción; éste y no otro es el toreo que comporta riesgo verdadero.
Se acomete el toreo clásico con un toro íntegro y no cabe mayor mérito en el arte de torear. Y eso es lo que sucedió La corrida de Palha -aquella divisa que anunciaban antes de la guerra con la leyenda "horror, terror y pavor"-, llegó cuajada, musculosa, agresiva de cara, limpia de pitón y con lo que hay que tener "Una corrida para hombres" comentaba un aficionado de pro. "Una corrida para toreros", le corregía su colega.
Corrida para toreros, y lo había en plaza.
Ramalazos de mansedumbre, genio, inciertas embestí das, acrecentaban las dificultades de la seria corrida, que no arredraron a los diestros. Antes al contrario se recrecían y con un valor y una torería de los que ya no se llevan, ofrecieron lo mejor de sí mismos.
Pepe Luis Martín muleteó al Palha que abrió plaza presentándole la muleta para luego traérselo toreado cargando la suerte. Y entre las rectificaciones y destemplanzas que forzaban las acometidas broncas sacó pases de impecable factura. Así se torea, sí señor.
Sergio Sánchez no dio suerte por perdida. Bullidor con capote y banderillas, que prendió incluso al quiebro con cite sentado en una silla, planteó sus trasteos con la verdad por delante, con tal progresión que cada uno mejoraba al anterior y en el último logró imprimir una galanura desusada en su recia concepción de la lidia. A este sexto toro, tercero que estoqueaba por la cogida de Pepe Luis Martín, lo. tumbó patas arriba de un fulminante estoconazo y le fue concedida una oreja que tenía sobradamente merecida.
También brilló a gran altura Javier Vázquez. Desde el accidente que le costó un ojo parece como si su toreo se hubiera asolerado. La impresión no pasa de ser especulativa, evidentemente, mas uno diría que el infortunio le ha fortalecido la vocación, y ahora torea como los ángeles. Un quite por chicuelinas, verónicas llevando al toro toreado, temple y ligazón; valor incuestionable y técnica segura desplegó Javier Vázquez durante las faenas de muleta, que no pudieron ser redondas pues los toros dificultosos lo impedían.
En el primer toro de Javier Vázquez entró Pepe Luis Martín al quite y marcaba la media verónica cuando un derrote le caló el muslo. La taleguilla hecha trizas, un girón de tela quedó en la arena; y era el platillo, el centro geométrico del redondel, donde se dejan ver los toreros buenos.
Babelia
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