El alto precio de la muerte
El pasado 7 de junio, y por la vía del real decreto ley, el gobierno de José María Aznar adoptó una serie de medidas liberalizadoras que incluían la prestación de los servicios funerarios.Así, nueve líneas del Boletín Oficial del Estado han puesto fin a un monopolio de décadas. En su breve artículo 22, el decreto liberalizador del Gobierno establece que los Ayuntamientos "podrán someter a autorización la prestación de dichos servicios".
El texto legal detalla: "La autorización tendrá carácter reglado, debiéndose precisar normativamente los requisitos objetivos necesarios para obtenerla y se concederá a todo solicitante que reúna los requisitos exigidos y acredite disponer de los medios materiales necesarios para efectuar el transporte de cadáveres".
"La liberalización tirará de los precios para abajo", sostiene el concejal Simón Viñals. Será de agradecer. Sin contar el enterramiento, el servicio fúnebre de la Empresa Mixta va de las 50.000 pesetas (dos traslados y féretro) a las 889.000 (traslados en limusina Cadillac, caja de lujo). Un día de tanatorio añade 44.000 pesetas a la factura. La opción más demandada es la de dos traslados, caja y amortajamiento: 175.000 pesetas. El precio de la incineración, 24.500 pesetas, y del columbario, 32.000 pesetas, contrasta con las 103.000 de un nicho para diez años o con las 528.000 que cuesta una sepultura para cuatro cuerpos en los cementerios municipales.
La diferencia de tarifas y la moda explican, según la Empresa Mixta, el auge de las incineraciones. Las 2.159 cremaciones de 1989 pasaron a 5.543 el año pasado, según sus datos.
Con la liberalización, la muerte seguirá teniendo un precio, pero ya no será fijo a partir del próximo enero. Cada firma que reciba la autorización municipal (de carácter permanente) podrá establecer las tarifas que juzgue oportunas. Los privados que integran AFUES aseguran que sus tarifas son "un 40% más baratas".
"La Empresa Mixta está dispuesta a competir y la liberalización no le afectará sustancialmente", sostiene el concejal y vicepresidente de la compañía, Simón Viñals. Sigue adelante con su proyecto de construir un tercer tanatorio en Fuencarral.
"Nos preocupa mucho la subasta del cadáver, pero confiamos en que no se produzca si se otorgan las licencias a empresas sólidas", señala Viñals. Cree que se terminarán las situaciones que, bordean "la ilegalidad".
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