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El integrismo argelino pone de nuevo a Francia en su punto de mira al matar al arzobispo de Orán

Enric González

Los terroristas argelinos apuntan de nuevo hacia objetivos franceses. El arzobispo de Orán, el francés Pierre Claverie, de 58 años, fue asesinado el jueves por la noche, apenas unas horas después de que se anunciara un acercamiento entre París y Argel tras la visita del ministro de Asuntos de Exteriores, Hervéde Charette, al país norteafricano. Ningún grupo se ha responsabilizado hasta ahora del atentado, cometido con una carga explosiva, pero todas las sospechas apuntan hacia los sectores más extremistas del Grupo Islámico Armado (GIA).

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Tanto Francia como Argelia han anunciado que el atentado, en el que murió también el chófer del vehículo en el que viajaba el prelado, no afectará a las relaciones bilaterales. El Gobierno de Argel aseguró también que no variará su política interior. El presidente de Argelia, Liamín Zerual, expresó en un mensaje al arzobispo católico de Argel, Henri Teissier, su "indignación y profundo dolor" por este "crimen abyecto". "Este acto bárbaro demuestra una indiferencia absoluta respecto a los valores humanos y la convivencia pacífica que caracteriza al islam", señaló Zerual.Claverie, un dominico nacido en Argelia durante el periodo colonial, pero que conservaba la nacionalidad francesa, había pasado casi toda su última jornada con De Charette, de visita oficial en Argelia. Acudieron juntos al monasterio trapense de Tibélúrine, para inclinarse ante las tumbas de los siete monjes franceses asesinados por los GIA en mayo pasado,y hablaron, largamente sobre la crisis política en el país magrebí.

Contra la violencia

El arzobispo, una de las más conocidas y prestigiosas figuras del catolicismo en Argelia, había expresado abiertamente en numerosas ocasiones su rechazo a la violencia islamista. "No puede defenderse una causa justa con medios sucios", escribió en su última obra, Cartas y mensajes desde Argelia.

Tras despedirse, el ministro embarcó en su avión rumbo a París y el obispo se dirigió en automóvil hacia la archidiócesis de Orán, a unos 450 kilómetros al oeste de Argel. El vehículo estaba entrando en el patio del palacio arzobispal cuando una bomba hizo explosión junto al portal, matando instantáneamente a Claverie y a su chófer. Según la policía argelina, la bomba consistía en una carga explosiva adosada a una bombona de gas y provista de un detonador a distancia, un sistema muy utilizado por los grupos terroristas islámicos. "El obispo y el conductor falle cieron instantáneamente", de claró ayer una monja que presenció los hechos.

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El viaje de De Charette a Argel marcó un reforzamiento de las relaciones franco-argelinas, muy frías durante los últimos tres años. Tras largas dudas, el presidente de Francia, Jacques Chirac, decidió que Zerual había adquirido una cierta credibilidad democrática con su victoria en las elecciones presidenciales y, sobre todo, al anunciar una reforma constitucional y comicios generales para la primavera próxima. Otro elemento pesó considerablemente en la decisión de Chirac: la convicción de que las tramas terroristas argelinas en territorio francés habían quedado ya desarticuladas.

El ministro del Interior, Jean-Louis Debré, felicitó a sus policías el pasado 25 de julio, primer aniversario del atentado islamista contra la estación parisina de Saint-Michel, por haber "acabado con una amenaza contra todos". Por su parte, De Charette dijo en julio que el anuncio de la muerte de Yamel Zituni, ex jefe de los GIA, no le entristecía "en absoluto". Algunos analistas advirtieron, sin embargo, que el nuevo acercamiento entre París y Argel podría llevar a los terroristas a redoblar sus atentados contra objetivos franceses.

Desde el 8 de mayo de 1994, cuando fueron asesinados un sacerdote y una monja franceses en la alcazaba de Argel, 19 religiosos de distintas nacionalidades -entre ellos dos monjas españolas- han muerto en atentados atribuidos a los grupos islamistas. Hasta ahora, sin embargo, ningún dirigente religioso había sido víctima de la violencia.

Claverie fue desde los años cincuenta partidario de la independencia argelina. Le gustaba definirse como "jeque cristiano" y en sus artículos de prensa hostigaba a los radicales islámicos. Condenó incluso la reunión en Roma de varios grupos de la oposición al régimen militar de Zerual, entre ellos el Frente Islámico de Salvación en enero de 1995. El presidente del comité ejecutivo del FIS, Rabá Jebir, condenó ayer "firmemente" desde Bonn el atentado.

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