El guarda que alertó sobre la bomba, principal sospechoso del atentado de Atlanta
Un guarda de seguridad que fue considerado un héroe por su comportamiento en las primeras horas tras la explosión en Atlanta ha sido señalado como el principal sospechoso de la colocación- de la bomba que mató el sábado a dos personas y causó heridas a más de un centenar. Richard Jewell es un hombre blanco de 33 años y fuerte complexión que ganó fama estos días por su entrega en la asistencia a las víctimas. Jewell era interrogado anoche y se encontraba bajo custodia en el cuartel general del FBI de Atlanta, donde negó cualquier implicación con la explosión.
La policía descubrió graves contradicciones en sus declaraciones sobre sus movimientos en el parque del Centenario, según adelantaron anoche varios medios de comunicación norteamericanos. El diario The Atlanta Journal puso anoche en circulación una edición especial para anunciar el nombre de Jewell como el del principal sospechoso. Esa revelación fue confirmada más tarde por las cadenas CNN y NBC.
The Atlanta Journal informó que la policía había interrogado vanas veces a Jewell porque éste era uno de los principales testigos de los primeros instantes que siguieron a la explosión. El sábado y el lunes, Jewell. fue entrevistado también por la cadena CNN, donde contó que el paquete que contenía la bomba era de color verde, sin ofrecer más detalles.Las fuentes señaladas indicaron que Jewell decidió participar en el auxilio de las víctimas cuando comprobó que la bomba que él mismo había colocado había hecho explosión sin que la policía tuviera tiempo de evacuar el parque del Centenario, donde miles de personas presenciaban en ese momento un concierto de rock.
Un 'héroe' del atentado de Atlanta, principal sospechoso de la bomba
La intención de Richard Jewell era, al parecer, causar daño a la policía, no al público. Ésa es la razón por la que, según las fuentes contactadas por medios de comunicación de Estados Unidos, llamó por teléfono al servicio de emergencia de la policía, 911, para anunciar que la bomba estallaría en el plazo de 30 minutos. El artefacto estalló, en realidad, a los 18 minutos. En una entrevista concedida ayer a la cadena de televisión NBC, Jewell asegura que fue él quien alertó a otros agentes de seguridad sobre la situación de un paquete sospechoso, que resultó después la bomba que, presuntamente, él mismo había colocado.
Hasta anoche se desconocía si Richard Jewell, que había trabajado desde el principio en las labores de seguridad de los Juegos Olímpicos, está vinculado a alguna organización ultraderechista o, simplemente, estaba movido por el odio personal.
El plan inicial de Jewell de causar daño a la policía, no al público, se frustró, en parte, por la propia ineficacia del servicio policial, que acudió tarde al Parque del Centenario por un fallo en las computadoras del 911. La policía tardó diez minutos en actuar para evitar daños por la explosión de. la bomba en Atlanta debido a un fallo en los ordenadores del servicio de emergencia, el teléfono 911, donde fue recibida la llamada alertando sobre la colocación del artefacto. Los empleados del 911 emplearon todo ese tiempo, según datos a los que ha tenido acceso la agencia norteamericana Associated Press, en buscar la dirección exacta del Parque del Centenario, donde ocurrió el atentado, y sólo después de cumplido ese trámite la llamada fue transmitida a los agentes de policía que se encontraban en los alrededores de la zona.
Por culpa de ese fallo se perdió un tiempo precioso para haber desalojado el Parque del Centenario, donde miles de personas asistían a un concierto de rock, o para haber avanzado en la localización de la bomba, que provocó dos muertos y un centenar de heridos.
Los responsables de la investigación han confirmado un retraso de diez minutos en el proceso de informar a los agentes acerca de la recepción de la llamada, pero hasta el momento no han explicado las razones de ese retraso.
La agencia Associated Press, que cita a una fuente con acceso a los documentos policiales y un informe sobre el desarrollo de los hechos en la madrugada del sábado, informó que la amenaza de bomba no pudo ser transmitida a los coches patrulla porque los ordenadores, que realizan esa operación automáticamente, no la podían ejecutar sin la introducción de la dirección exacta del lugar al que se refería la amenaza.
La dirección del Parque del Centenario, recientemente construido en Atlanta para la celebración de los Juegos Olímpicos, no se encontraba en los ordenadores de la policía, por lo que los funcionarios que recibieron la llamada tuvieron que proceder a buscarla manualmente.
Cronología de los hechos
Según los informes citados por Associated Press, el proceso de los acontecimientos aquella noche fue el siguiente:
12 horas 58 minutos 34 segundos. El 911 recibe la voz de un hombre, sin acento específico, que anuncia, en tono "muy calmado y equilibrado": "Hay una bomba en el Parque del Centenario. Tienen 30 minutos".
1 hora 08 minuto3 35 segundos. Los primeros agentes son enviados a la zona.
1 hora 12 minutos 52 segundos. Los primeros agentes informan haber llegado a una zona no determinada.
1 hora 18 minutos 0 segundos. Ocurre la explosión.
Los portavoces de la policía de Atlanta no quisieron comentar sobre si 10 minutos es más o menos del tiempo habitual que se requiere para enviar patrullas a un lugar después de haberse recibido una llamada de emergencia.
Pero en el caso del Parque del Centenario ocurrió otro fallo que podría haber impedido un desalojo a tiempo. Los agentes que llegaron a su destino más de 14 minutos después de la llamada de amenaza, o bien se equivocaron de lugar o no comunicaron la emergencia a los encargados de la seguridad del parque. De hecho, los primeros miembros del servicio de seguridad que acudieron al punto de la explosión dijeron no saber nada sobre la llamada al 911.
Tampoco en la otra gran investigación en marcha, la de la explosión del avión de la TWA, se han producido progresos. Los responsables de ese caso, todavía esperanzados en que la recuperación de la cabina de pilotos les dé las pruebas que necesitan para confirmar que se trató de un acto terrorista, reconocieron ayer cierta frustración por no haber encontrado datos esclarecedores, ni en las cajas negras ni en los restos del fuselaje ni en las autopsias de los 168 cadáveres rescatados hasta el momento.
El único elemento nuevo es la comprobación de que los cuerpos de los pasajeros que viajaban en la parte delantera están más dañados que los demás, lo que tiende a respaldar la teoría de una bomba cerca de la cabina.
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