La educación
En EL PAÍS del 20 de julio el profesor Almeida apunta algunas de las causas del fracaso de nuestro sistema educativo. Entre otras, la brevedad del curso académico y la falta de vocación de los profesores. La primera es una falacia: nunca fue tan largo el curso en España (comenzaba después del Pilar y terminaba a finales de mayo). La segunda es una broma cruel. Hoy día un alumno puede eruptar en clase, soltar una grosería al profesor o salir del aula con un portazo sin que legalmente se le pueda hacer casi nada. Todo esto en nombre del derecho a la enseñanza. Es de mal gusto pedir a un profesor que trabaje con ilusión cuando ha de hacerlo en estas condiciones. Esto me lleva al primero de los defectos de nuestro disparate escolar: la ausencia de disciplina. Parece retrógrado reivindicarla, pero es imposible enseñar algo a un grupo de adolescentes cuando no está muy claro que es el profesor quien manda. Si no hay disciplina, hablar de ilusión de docente o motivación del alumno es pura jerga. El segundo es que ya no se educa la memoria. Es asombroso lo olvidado que está que la inteligencia y la memoria de nada sirven si no van una de la mano de la otra.Mis razones parecerán muy simples, pero antes un maestro de pueblo, con menos medios y asesoramientos, era capaz de preparar a un chico de 10 años para un examen de ingreso que hoy no aprobaría un estudiante de COU... Esto quiero decir que para detectar los fallos de nuestro sistema hay que recurrir un poco más al sentido común y un poco menos a los asesoramientos sociopedagógicos. Y paso por alto, por falta de espacio, los estragos que causará la falta de un estudio serio del griego y del latín. Ya ven ustedes, un profesor de matemáticas reivindicando la educación de la memoria y el estudio de las lenguas clásicas.-
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