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China se suma a la moratoria nuclear tras efectuar su prueba número 45 en 32 años

China efectuó ayer "con éxito" otra prueba nuclear, la 45ª en 32 años. Acto seguido declaró "solemnemente" que se une desde hoy a la moratoria de ensayos atómicos, pidió a las potencias nucleares que den pasos hacia el desarme en este campo y expresó su confianza en que pueda concluirse este año el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares, cuya negociación se reanudó ayer en Ginebra. China siguió así el ejemplo francés, que el pasado 28 de enero realizó su última prueba, para anunciar la moratoria el día siguiente. Washington criticó la explosión, pero se felicitó de que sea la última.

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"Estados Unidos condena la prueba nuclear subterránea realizada por China, pero da la bienvenida a su anuncio de que se sumará a la moratoria nuclear a partir del 30 de julio", afirma un comunicado difundido ayer por la Casa Blanca tras el anuncio de Pekín.Los Gobiernos de París, Londres y Moscú difundieron comunicados similares: críticas a la prueba atómica y satisfacción porque sea la última.

Tras la decisión de Pekín, las cinco grandes potencias nucleares (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China) se han comprometido a no realizar más pruebas atómicas.

Todas ellas coincidieron en expresar su confianza en que el paso dado por Pekín impulse las negociaciones de Ginebra para la prohibición total de pruebas nucleares. Las miradas se concentran ahora en la India, que hasta ahora se ha opuesto frontalmente a las condiciones discutidas en Ginebra para la prohibición de ensayos atómicas.

Los países asiáticos y los europeos nórdicos, incluido Alemania, pusieron todo el énfasis en sus críticas a la 45ª explosión nuclear realizada en China, para mencionar sólo de pasada el compromiso de Pekín de poner fin a sus experimentos.

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La organización ecologista Greenpeace, muy activa en sus protestas contra las últimas pruebas nucleares francesas, condenó el ensayo chino y expresó su confianza en que las autoridades de Pekín cumplan el compromiso de no volver a realizar otras pruebas.

Deseo japonés

Japón, el único país que ha sufrido bombas atómicas, elevó una protesta formal al Gobierno de Pekín por su último ensayo y expresó su deseo de que el de ayer sea verdaderamente el punto final de la larga historia china de pruebas nucleares.

Australia -muy sensibilizada por la costumbre francesa de realizar sus explosiones en los atolones del sur del Pacífico desde julio de 1966 a febrero de este año- también protestó formalmente por el último ensayo chino.

El punto final de ayer consistió en una explosión de entre uno y cinco kilotones realizada a 2.000 kilómetros de Pekín, en el centro especial situado en el desierto de Lop Nor, en la región noroccidental de Xinjiang. La deflagración provocó un temblor de 4,3 grados de intensidad en la escala de Richter, según la Organización de Estudios Geológicos de Australia.

Los técnicos chinos han tenido que darse prisa para realizar la prueba de ayer, sólo mes y medio después de la anterior, el pasado 8 de junio, cuando anunciaron que el último ensayo sería antes de septiembre.

La fecha elegida para el punto final coincide con la reanudación de las conversaciones de Ginebra tras un receso de un mes, y aísla a la India como el país más cerca no a ser una potencia nuclear que se opone radicalmente a la firma del tratado. El Gobierno de Nueva Delhi no hizo ayer ningún comentario ni a la explosión china ni al anuncio de moratoria.

Los argumentos de Pekín para poner fin a sus pruebas nucleares dejan en un segundo plano las críticas internacionales y destacan dos exigencias al resto de las potencias: la conclusión total de todos los ensayos nucleares en el mundo, pero también el repliegue de las armas nucleares desplegadas fuera de las fronteras de los países que las detentan.

Esta segunda observación va dirigida directamente contra Estados Unidos. China, además, defiende que la prohibición de las pruebas sea el paso previo a la prohibición y "destrucción total de las armas nucleares. De hecho, Pekín afirmó ayer que la "importante" decisión de sumarse a la moratoria pretende "promover" el desarme atómico.

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