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El parque natural de los Islotes de Lanzarote, a merced de los furtivos

Sus cuatro guardas dimitieron por la permisividad oficial con la caza ilegal

Cualquier desaprensivo puede campar a sus anchas por los Islotes del Norte de Lanzarote, pese a que reúnen todas las protecciones medioambientales, entre otras, las de parque natural y reserva mundial de la biosfera. El archipiélago está desprotegido tras la dimisión hace un mes de cuatro guardas forestales, hartos de la permisividad oficial con la caza furtiva de la pardela cenicienta, ave emblemática del hábitat canario, en peligro de extinción.

"Es una verguenza que sucedan masacres de tal calibre con una especie protegida", afirma Ginés Díaz, presidente de El Gincho, la mayor asociación ecologista de Lanzarote. Este espectacular conjunto, declarado parque natural en 1986 en presencia del Rey, y que reúne todas las condiciones para ser intocable, carece de vigilancia medioambiental. La reserva integral, y reserva marina de pesca, que comprende las islas La Graciosa, la única poblada, y La Alegranza, que es la mayor caldera volcánica intacta de Canarias, Montaña Clara y los acantilados de Famara -Reserva Mundial de la Biosfera-, es pasto de cualquier fechoría: desde pescar y cazar especies protegidas hasta acampar ilegalmente.Los cuatro guardas que ejercían labores de vigilancia entregaron sus carnés en protesta por los desmanes "que practican en primer lugar los políticos canarios, y por la impunidad que envuelve al expolio de la pardela cuya captura está penalizada con un millón de pesetas más 100.000 pesetas por presa" asegura Díaz.

Higinio Hernández, actual titular del departamento de Agricultura del Cabildo deLanzarote -la misma institución que entrega los carnés de vigilante- fue cogido dos veces con las manos en la masa. De la primera, hace tres años, cuando era alto cargo de una empresa municipal encargada de la comercialización de productos agrícolas y pesqueros, hay pruebas fotográficas de cómo desplumaba pardelas. Reincidió el verano pasado, siendo ya consejero, y vino la denuncia. El cabildo abrió una investigación y su presidente' anunció su cese "cautelar" en el cargo, pero esta circunstancia no le impidió seguir ejerciendo el protocolo públicamente.

El resultado de la investigación concluyó, el mes pasado, con que no se podía demostrar tal actuación. "Nos planteamos cómo vamos a hacer nuestro trabajo si el político viola sus leyes", dice Díaz que es también uno de los cuatro guardas dimitidos.

Vigilancia

La consejera de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, María Eugenia Márquez, que se muestra en desacuerdo con la actuación del Cabildo de Lanzarote en el caso Hernández, afirna que "hay que solu-cionar la vigilancia lo antes posible porque lo que puede ocurrir es una barbaridad". Alega que tras la dimisión de los guardas quedan cuatro técnicos de medio ambiente con horario de 8 a 15 horas y otro para las cinco islas en horario de tarde. Aunque admite que "los sucesos delictivos se practican sobre todo por la noche, cuando no hay ninguna vigilancia".Para los cazadores furtivos hace muchos años que se paró el reloj. Una tradición ancestral en Lanzarote, que consistía en cazar al vuelo con la mano pardelas cenicientas, para matar la hambruna, les sirve de pretexto para sus tropelías, "que en ocasiones son matanzas en mar abierto con escopetas de bandas de 1.000 pardelas" según denuncia la asociación El Gincho.

Adena/WWF ha advertido sobre las consecuencias que pueden derivarse de las actuaciones administrativas y judiciales", que van a emprender "si el gobierno canario no solventa la actual situación".

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