Rusia festeja el 300º aniversario de la flota con la voluntad de mantener su poderío naval
Rusia conmemoró ayer el 300º aniversario de su flota y reafirmó con festejos en sus principales puertos -desde Kaliningrado hasta Vladivistok-,en los que participaron otros países, la voluntad de continuar siendo potencia marítima, pese a la imposibilidad de conservar la fortaleza de la antigua Armada soviética "La situación geopolítica de Rusia nos obliga a mantener una flota potente, manifestó en San Petersburgo el nuevo ministro de Defensa Ígor Rodiónov, según el cual, la flota rusa garantiza hoy la seguridad del país "en todas las direcciones marítimas y oceánicas".
A bordo de una lancha, Rodiónov, junto con el primer ministro, Víktor Chernomirdin, y jefe de las Fuerzas Navales, almirante Félix Grómov, saludó a los buques participantes en la conmemoracíón, fondeados en el río Neva. Había 16 barcos rusos y 10 extranjeros, en representación de EE UU, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda y España, entre otros países.España estuvo representada por el almirante Eduardo Liberal y por la fragata Baleares, de 4.000 toneladas, construida en los años setenta. En el mismo embarcadero estaba el crucero portamisiles nuclear Pedro el Grande, que, por problemas financieros no ha podido ser terminado para los festejos.
El Pedro el Grande está destinado a la flota del Pacífico y su construcción se demora ya el doble de lo que es habitual, según reconocía el almirante Grómov recientemente. En los astilleros rusos se acumulan hoy decenas de buques de guerra en distintas fases de construcción.
Las dificultades económicas han obligado a la flota rusa a concentrarse en las prioridades, entre las cuales está el mantenimiento del potencial de disuasión de las fuerzas estratégicas nucleares.
El futuro de la flota dependerá de cómo evolucionen las relaciones entre Rusia y los países fronterizos, ha dicho Grómov. El almirante ha subrayado, sin embargo, que su país tiene que partir de sus posibilidades reales. Al desintegrarse la Unión Soviética, Rusia vio desequilibrado su poderío naval debido a la reducción de sus fronteras marítimas, que hoy suman 38.000 kilómetros.
La presencia naval de Moscú -270.000 hombres, según estimaciones occidentales- se debilitó en el mar Báltico, el mar Negro y el mar Caspio. Kaliningrado, donde está la sede de la flota del Báltico, se convirtió en un en clave aislado del grueso del territorio ruso. En el mar Negro, Rusia pugna con Ucrania para quedarse en Sebastópol, la base más importante de la flota soviética en esa zona. En el Caspio, donde hay importantes yacimientos de petróleo, Moscú y sus vecinos discrepan sobre los criterios de aguas territoriales y plataformas marinas.
Actualmente, las flotas más estables rusas son la del Norte, la principal desde el punto de vista de los intereses estratégicos y el potencial nuclear, y la del Pacífico.
Uno de los problemas más acuciantes es el desguace de los submarinos atómicos que se acumulan en los puertos de estas dos flotas. Un oficial de la OTAN que participó en los actos de ayer confesó estar impresionado por los numerosos buques chatarra que había visto cuando su navío enfiló la desembocadura del río Neva.
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