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EE UU y la Unión Europea no reconocen al nuevo régimen militar implantado en Burundi

El comandante Pierre Buyoya, nuevo presidente de facto puesto por los militares tutsis en Burundi en un golpe incruento el jueves, declaró ayer que su primer objetivo será poner fin a la violencia interétnica y se comprometió a restaurar la democracia. Buyoya ofreció un diálogo a los hutus más radicales para lograr la reconciliación, rechazada hasta ahora de plano por sus enemigos. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) no reconocen al nuevo Gobierno. Sin embargo, Bélgica, la antigua metrópoli, ha afirmado que la llegada de Buyoya puede que sea la solución menos mala". Entretanto, los presidentes de seis países de Africa Central y Oriental se reunirán la semana próxima en Tanzania para afrontar la crisis.

En una primera conferencia de prensa tras asumir el poder, Buyoya reafirmó la suspensión por ahora del Parlamento y los partidos políticos, si bien insistió en su voluntad de abrir un amplio debate nacional para tratar de resolver la crisis política y tribal que padece Burundi y decidir el futuro inmediato del país.Buyoya, un militar instruido que ejerció ya el poder a través de otro golpe entre 1987 y 1993 e impulsó la democratización del pais, se pronunció también en contra del envío de una fuerza de interposición por parte de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Además, lanzó un ramo de olivo al presidente derrocado, el hutu Sylvestre Ntibantunganya, del que dijo que es libre de salir de la embajada norteamericana, donde se refugió el martes por la noche al ver en peligro su vida.

El Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (CNDD), el principal grupo rebelde hutu, cuya rama militar ha desatado el rebrote de la violencia, ha desoído las palabras de diálogo y reconciliación lanzadas por el nuevo líder y ha manifestado que piensa acentuar su escalada. Un portavoz del CNDD acusó desde Nairobi (Tanzania) a Buyoya y al Ejército tutsi de haber dado el golpe para favorecer sólo los intereses de su etnia. "Nuestra lucha va a continuar y la incrementaremos más que nunca hasta que las fuerzas armadas acepten su función de subordinación a un Gobierno electo", dijo. El jueves por la noche, se registraron choques entre rebeldes hutus y soldados del Ejército en la norteña región de Giteba y en Bururi, el pueblo meridional donde nació Buyoya.

La calma prevaleció ayer en las calles de la capital, informa David Orr de The Independent desde Bujumbura. Las fronteras aéreas y terrestres siguen cerradas pero se espera que puedan reabrirse hoy. Sus habitantes, mayoritariamente tutsis, han recibido con cierta satisfacción la llegada de un miembro de su comunidad. "Lo que ha ocurrido está muy bien y damos la bienvenida al nuevo presidente", dijo un joven tutsi. Miles de muchachos de la etnia minoritaria acudieron a centros de reclutamiento en respuesta a la oferta del nuevo presidente de proporcionar entrenamiento militar a los tutsis para contrarrestar la campaña guerrillera de los hutus.

La comunidad internacional teme que Burundi, en donde se calcula que 150.000 personas han muerto en los últimos tres años, caiga en la misma espiral genocida que sufrió Ruanda en 1994. Estados Unidos no reconoce a los golpistas. Washington juzga inaceptable la suspensión de las garantías democráticas y la propuesta de diálogo con la oposición lanzada por el nuevo presidente, al tiempo que estudia la posibilidad de cortar la ayuda.

La UE también ha condenado la asonada y ha decidido suspender temporalmente la ayuda humanitaria al país centroafricano. Sin embargo, Bélgica, aunque ha criticado el cambio violento de régimen en su antigua colonia, ha calificado el regreso de Buyoya como la solución menos mala.

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