Críticas a las líneas aéreas por el trato a las familias de las víctimas
En las horas que siguieron al desastre del vuelo 800 el pasado miércoles, el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, acusó con furia inesperada a los ejecutivos de la TWA de "incompetentes" por "dar largas" a las familias de las víctimas cuando se les pedía la lista de pasajeros, y calificó su actuación de "pésima". "Lo que ha pasado aquí es un escándalo", dijo el alcalde, que fue la primera personalidad de alto rango en llegar al aeropuerto Kennedy en Nueva York, junto a los equipos de asistencia psicológica de la Cruz Roja.
En efecto, después del accidente, la TWA anduvo con pies de plomo hasta proporcionar el manifiesto, cosa que no hizo hasta la tarde del jueves. Además, el jefe ejecutivo de la compañía, Jeffrey H. Ericksson, se encontraba en Londres en el momento de la crisis y tardó unas horas en incorporarse a la maquinaria informativa.
Pero la crítica de Giuliani en realidad refleja el gran malestar que existe en la opinión. pública de EE UU respecto al modo en que las grandes aerolíneas tratan a los familiares de las víctimas de accidentes aéreos. Asociaciones como Familias de Pan 103-Lockerbie, formada tras el atentado de 1988, han denunciado en diversas ocasiones cómo las aerolíneas se comportan con lentitud y sin tacto en este tipo de situaciones traumáticas, en las que al parecer lo único que les importa es no pagar índemnizaciones. Estas asociaciones están organizándose en EE UU como una red de grupos de interés y exponiendo sus reclamaciones ante comités del Congreso.
Justo el pasado domingo, The New York Times publicó un artículo titulado 'Cómo las aerolíneas añaden insulto a la tragedia', en el que se relataban episodios grotescos como uno en que, poco después de un accidente de la Northwest Airlines en Detroit, la madre de una de las víctimas recibió por correo su cartera chamuscada.
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