Querer no es poder
En pleno uso de las facultades mentales, ¿alguien tiene la osadía de pensar que estudiar una carrera universitaria es labrarse un porvenir? Con carrera o sin carrera, lo que está claro es que el que no tiene padrino no se casa. Esta bochornosa afirmación cobra plena validez en el mundillo de los medios de comunicación.Soy licenciada en Ciencias de la Información en su rama de Periodismo; además, estudio la carrera de Derecho. He realizado diversos cursos de materias como política, relaciones exteriores, etcétera, hablo inglés y algo de francés, no tengo problemas en el manejo de los ordenadores y además no soy idiota.
Tengo 23 años recién cumplidos. Hace ahora uno que terminé la carrera y pasé a engrosar las listas del paro, en las que cabemos todos: unos, que no trabajamos y queremos trabajar; otros, que no trabajan, ni quieren, ni les hace falta; por último, los que trabajan. Alguien creerá que quizá el problema sea la exigencia por mi parte de unas mínimas condiciones laborales antes de aceptar cualquier trabajo.
- Se equivoca. Antes he dicho que no soy idiota; por tanto, pensar en un contrato, un sueldo mínimo o algo por el estilo no denotaría a estas alturas más que un profundo grado de imbecilidad.
El mío no es un caso aislado. Somos muchos los jóvenes que necesitamos que alguien nos dé una primera oportunidad. Somos muchos los que cada día llamamos a la puerta del mundo laboral aun a sabiendas de que por la puerta, en esa selva, no se entra; le entra a través de la red, del enchufe. Efectivamente, querer no es poder. Que nadie se rasgue las vestiduras y proclame 100 años de honradez si antes no ha revisado bien cada rincón de su casa.
Con todo esto no quiero desanimar a esos miles de chicos y chicas que han superado con éxito las pruebas de selectividad y pasan horas y horas en esas interminables colas que jalonan estos días la avenida de la Complutense con la intención de solicitar la carrera que puedan, no que quieran, y con el temor de escuchar ese tan famoso "vuelva usted mañana". Sólo pretendo reflejar la realidad de la forma más objetiva posible, dentro de la inherente subjetividad que caracteriza al ser humano.-
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