Repsol e Iberdrola inician su alianza con una inversión conjunta de 130.000 millones en Bilbao
Repsol e Iberdrola están preparando el que puede ser el gran proyecto industrial de la década en el sector del petróleo. Ambas empresas, que tienen como socio común al Banco Bilbao Vizcaya (BBV), están analizando la conveniencia de ejecutar una inversión en la refinería de Petronor en Bilbao, propiedad de Repsol, para instalar un sistema de gasificación de los residuos producidos en la destilación del petróleo, mediante un sistema denominado IGCC, muy conocido en Europa. La inversión estimada en este macroproyecto, que suministraría gas como combustible a la central eléctrica de Iberdrola en Santurtzi (Vizcaya), es de unos 130.000 millones de pesetas, según las primeras aproximaciones.
El grupo petroquímico Repsol, presidido por Alfonso Cortina, y la compañía eléctrica Iberdrola están analizando un proyecto industrial de gran envergadura que implica la instalación en la refinería de Petronor en Bilbao de un sistema de gasificación de residuos conocido como IGCC (Integrated Gas Combinated Cyclo). Este sistema permite aprovechar los residuos del cracking del petróleo al convertirlos en gas, un combustible muy apreciado hoy por las centrales eléctricas y cuyo suministro es vital para la generación eléctrica.Este proyecto se encuentra, según algunas versiones, en la fase de definir la financiación del coste de la inversión, que puede requerir "algunas operaciones intermedias", según fuentes de Repsol. Como término de comparación, el coste aproximado de una central nuclear es de unos 150.000 millones de pesetas.
La operación, cuyo periodo de implementación está en tomo a tres años, es una de las más importantes que se plantean en el País Vasco y, desde luego, supone una inversión decisiva para la modernización energética española. El IGCC es una fórmula que ya se utiliza en refinerías europeas. La capacidad de transformación de residuos en gas, en toneladas, todavía no se conoce con exactitud.
Tal modernización es evidente. Para empezar, el IGCC permite el aprovechamiento de residuos para convertirlos en el combustible que tiene "más futuro" en la generación de electricidad, como es el gas, que, en teoría, genera un kilowatio eléctrico más barato y más limpio en términos ambientales. De hecho, la puesta en marcha del IGCC permitiría revitalizar y reforzar inmediatamente la rentabilidad de la planta eléctrica de Iberdrola en Santurtzi, a pocos kilómetros de Bilbao. Este sería el beneficio inmediato del proyecto conjunto para la compañía eléctrica vasca.
El proyecto, cuando esté definitivamente ejecutado, resolverá además el problema ecológico evidente del tratamiento de los residuos del cracking petrolero -uno de los cuales es el alquitrán-, cuyo grado de contaminación es muy elevado. La generación de gas, con el aprovechamiento marginal de los residuos una vez obtenida la cuota de gasolinas, gasóleos y fuel que se consiguen de la destilación, y la limpieza ecológica, un pieza de convicción importante para las autoridades autonómicas y locales del País Vasco, son los factores que confieren gran posibilidad de éxito al proyecto.
Acuerdo de fondo
La Operación IGCC forma parte del amplio acuerdo que se está gestando entre el grupo petroquímico Repsol e Iberdrola (Ver EL PAÍS del 28 de junio pasado), que buscan inicialmente una coordinación mayor de sus actividades, porque, como demuestra el proyecto descrito, son complementarias en áreas de negocio muy importantes. Ambas compañías tienen un accionista común, el BBV. El banco tiene el 7% del capital de Repsol, recientemente ampliado, y el 11,42% de Iberdrola. Repsol, con Gas Natural, e Iberdrola configuran un gran grupo energético, con el factor común del BBV. ENDESA y Cepsa forman el otro gran conglomerado de intereses energéticos en España.
Una instalación de IGCC en Euskadi obliga probablemente a reconsiderar algunos proyectos energéticos propuestos desde instancias oficiales. Por ejemplo, ése sería el caso de la tan mencionada planta de regasificación que el Gobierno de José Antonio Ardanza quiere construir como "pieza fundamental" de su esquema energético y que el Gobierno anterior rechazó; o el deseo de reconvertir Lemóniz en una eléctrica de gas. Es más que probable que Iberdrola y el Gobierno vasco resuelvan estos "matices" en el acuerdo de colaboración que suscribirán la compañía eléctrica y la comunidad autónoma.
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