Los bruscos altibajos de Wall Street desatan el nerviosismo en los mercados mundiales
El principal indicador de la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones, borró a última hora de ayer sus fuertes pérdidas, con una ola de compras atraídas por los bajos precios que permitió revertir una caída superior al 3%. A media hora del cierre de la sesión, subía 33 puntos y se situaba a 5.382. Sin embargo, el sector de alta tecnología, que encabezó el derrumbe, sólo pudo descontar una parte de las pérdidas. La volatilidad de Wall Street en las dos últimas jornadas ha sembrado de nerviosismo los mercados mundiales. Ayer, el dólar llegó a perder tres pesetas.
La espectacular caída de media sesión (163,87 puntos) trajo de cabeza a los analistas que no se ponían de acuerdo sobre si se trataba de un simple ajuste provocado por datos de coyuntura o si se abría el camino de una caída prolongada. En cualquier caso, el temor a un descenso en picado de los beneficios de las empresas, en especial del sector inforrnático y de alta tecnología, fue una vez más el detonante de la inicial oleada vendedora. Así se vio reflejado, de nuevo, en el índice compuesto del mercado Nasdaq. Tras el descalabro de la víspera -perdió un 3,91%, la mayor caída de su historia-, ayer llegó a bajar 47 puntos, aunque luego recuperó terreno y a media sesión bajaba un 1%.Otro de los temores, el de un eventual rebrote inflacionario que desemboque en una subida de tipos, parecía conjurarse ayer al hacerse público el IPC de junio. El ligero aumento, un 0, 1%, fue menor al previsto (0,2%) lo que, en principio, aleja el riesgo de que la Reserva Federal (banco central de EE UU) suba los tipos en su reunión del 20 de agosto. La producción industrial también tuvo un comportamiento positivo el mes pasado, con un aumento del 0,5%.
A las complicaciones del mercado norteamericano se añadió ayer un factor de índole política. El anuncio de que el presidente Bill Clinton decidía aplazar durante seis meses la aplicación del artículo 3 de la polémica ley Helms-Burton coincidió con el momento de caída en picado de la Bolsa neoyorquina. Esta circunstancia propició que se vincularan ambos elementos, aunque la evolución posterior del mercado desmintió esa interpretación.
Las bolsas europeas sufrieron ayer importantes recortes arrastradas por la caída de Wall Street en la sesión anterior. La Bolsa de Madrid terminó la jornada con un descenso del 1,56%, 5,60 puntos que llevan el índice hasta el 352,69%. La pérdida del mercado español en las últimas 11 jornadas ha sido del 6%, después de acumular unas ganancias del 17,2% desde que comenzó el ejercicio. La Bolsa de Londres bajó un 1,78%, París el 1,97% y Francfort el 3,17%.
Los analistas españoles coinciden en que la repercusión de las caídas de Wall Street tendrá una duración concreta sobre los mercados europeos, debido a las diferentes situaciones por las que atraviesan las economías de Estados Unidos y la UE. Si hace unos días el mercado norteamericano temblaba por la posible subida de los tipos, las caídas de estos días se deben a la publicación de malos resultados empresariales, es decir, a un principio de enfriamiento económico. La conclusión ante esta paradójica forma de ver el mercado por parte de los inversores norteamericanos es que las cotizaciones están muy altas y que se está asistiendo a una corrección técnica.
Otro lugar común para los analistas es la fortaleza de los fundamentos de la economía española, muy buenos a medio plazo, según afirma Enrique Marazuela, jefe de análisis de Ahorro Corporación Financiera, que insiste en la explicación de la corrección técnica para el mercado norteamericano. Para Juan Carlos Ureta, de Renta 4, una parte de la explicación está en la fuerte subida del mercado español desde marzo, casi en vertical, y los excesos se pagan, aunque no ve peligro alguno en estos días de nerviosismo.
Ayer no sólo fueron las bolsas las que sufrieron las consecuencias de los bandazos de Wall Street. Los precios de la deuda cayeron con fuerza en toda Europa, aunque lograron una pequeña recuperación al cierre de la jornada. El bono español tenía una rentabilidad del 8,84% al cierre, después de haber subido hasta el 8,91% en los peores momentos. El diferencial con Alemania creció hasta los 2,33 puntos, ante el mejor comportamiento de la deuda alemana, que subía de precio a última hora.
El dólar se mostró muy débil, cotizándose a 124,46 pesetas al cierre de la sesión, 3,82 pesetas por debajo del cambio medio del día anterior. Un dólar costaba en ese momento 1,4777 marcos y 108,70 yenes, cuando el día anterior se cotizaba a 1,5245 marcos y 110,50 yenes.
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