Rusia y Occidente

Si se hubiera permitido votar a los líderes occidentales en Rusia, Borís Yeltsin habría mejorado, seguramente, las votaciones del 99,8% de Sadam Husein. Desde la Casa Blanca al palacio del Elíseo han estado apoyando a Yeltsin como si fuera un cruce entre George Washington y la madre Teresa de Calcuta. ( ... ) Para asegurarse de la victoria de Yeltsin, Occidente ha desembolsado miles de millones en ayudas. Los hombres de Estado occidentales han invitado a Yeltsin a sus más exclusivas reuniones. ( ... ) La semana pasada, las más fervorosas esperanzas de Occidente se colmaron. Y ahora, ¿qué? ( ... ) Ninguno de los problemas reales de Occidente con Moscú se han resuelto con la reelección de Yeltsin. ( ... ) ¿Está ahora Rusia sólidamente instalada en el camino hacia la democracia, como se dice, para ser el mejor garante de la paz? En realidad, no. Escuchemos al hombre fuerte Lébed, a quien Yeltsin, debe su reelección. Se define a sí mismo como "medio demócrata", y añade que "la democracia parlamentaria no es para nosotros". ( ... ) Si Yeltsin muere mañana, Rusia será gobernada por Lébed ( ... ). Los intereses occidentales están claros. Queremos a Rusia dentro de la tienda, no fuera, donde no ha actuado como una fuerza de estabilidad en los últimos setenta años. Queremos una superpotencia que persiga sus intereses con nosotros, no contra nosotros. No queremos a Lébed, y por supuesto que no queremos a Ziugánov ni a Zhirinovski.(...), 14 de julio