Las manos del ministro y las espaldas del presidente
El domingo 23 de junio, por la noche, ETA se descolgó con el anuncio de una "tregua" de siete días. La reacción del PP y del Gobiemo de Aznar no hubiera sido fácil de prever en la fase anterior. Los populares del País Vasco aprobaron sin el menor síntoma de malestar un proyecto de comunicado de los partidos de Ajuria Enea que ofrecía a ETA y HB una doble vía de diálogo, y la perspectiva de "un nuevo consenso" en Euskadi, si abandonaba las armas. Pero el comunicado de Ajuria Enea fue algo más que la respuesta de los partidos.El Gobierno aceptó la petición del PNV y del lehendakari José Antonio Ardanza e hizo suyo el ofrecimiento, tras el Consejo de Ministros del viernes siguiente. El sábado, un día antes de que terminara la semana sin atentados, Mayor Oreja se fue a Vitoria para presentar el acercamiento al País Vasco de 32 presos. Adelantó la operación en un intento de demostrar buena voluntad en una triple dirección, hacia el PNV, hacia ETA y hacia los familiares de los presos.
De hecho, los populares han aceptado abrir a los partidos vascos, y muy en especial al PNV, un campo de juego propio en los intentos de conseguir la paz en Euskadi. Ya lo hizo José Luis Corcuera durante su etapa en Interior. La diferencia es que Arzalluz, habla ahora de la necesidad de mantener contactos con ETA "por debajo de la mesa" y sus palabras son recibidas con la mayor naturalidad. Hace unos meses, el PP las hubiera presentado como un síntoma más de la debilidad y el entreguismo del Gobierno.
Si los populares han podido dar la vuelta con tanta facilidad, como a un guante, a su actitud sobre ETA y la violencia en el País Vasco se lo deben en parte a las circunstancias. Fue José María Aznar el que adoptó los tonos más agrios a la hora de buscar un frente de desgaste del anterior Ejecutivo, mientras Jaime Mayor Oreja se mantenía en un segundo plano, más moderado y discreto. Mientras el líder peleaba en la trinchera, su colaborador mantenía las manos limpias y hoy puede pilotar el giro sin demasiadas complicaciones.
En todo caso, hasta el presidente del Gobierno tiene las espaldas argumentales bien guardadas. Puede aducir que el 14 de febrero, casi en campaña electoral, a menos de dos horas del asesinato del ex presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, precisamente en un acto de homenaje en Madrid a otra víctima de ETA, Gregorio Ordóñez, él ya subrayó que todos los partidos democráticos habían admitido en el Pacto de Ajuria Enea la posibilidad de un "final dialogado" de ETA.
Lo que pasa, añadió, es que ni remotamente se dan las circunstancias". Pero las circunstancias son mudables por naturaleza. De eso se trata. Ahora los populares lo saben bien.
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