_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El polaco y el catedrático a distancia

¿Puede un catedrático de Teoría del Estado de la Universidad a Distancia comentar un libro que no ha leído? No hay legislación sobre el asunto, pero puede, como lo demuestra el catedrático De Blas Guerrero en su artículo publicado en EL PAÍS de 2 de julio con el título Un polaco en Madrid. Que el catedrático de la Universidad a Distancia no ha leído mi libro Un polaco en la Corte del Rey Juan Carlos se pone de manifiesto así en las primeras líneas de su artículo como en la tesis que pretende fundamentar en su globalidad. Mi libro no es un libro convencional de entrevistas como él sostiene y porque no lo es queda plenamente justificado que mis opiniones, discutibles como las de cualquiera, tengan tanto valor operativo, que no de cambio, como las de mis ilustres y no tan ilustres, pero siempre interesantísimos entrevistados.Que no ha leído el libro lo demuestra el que se pase una parte del artículo tratando de encontrar el origen de la palabra polaco aplicada a gentes de habla catalana, cuando el origen está cabalmente explicado en las primeras páginas del libro y avalado por miles de reclutas de habla catalana que han sido calificados como polacos en los cuarteles. Que no ha leído el libro lo demuestra que la ironización sobre el término polaco opera casi como un pretexto para el título, para la falsificación literaria de mi persona-personaje y como punto de partida y de cierre en el círculo viciado que conduce del pacto Pujol-González al pacto Pujol-Aznar. En el resto del libro apenas se insiste sobre polaquidades o polonesas y ni siquiera la cuestión de las nacionalidades centrífugas es la que domina a lo largo de más de 500 páginas; tampoco sostengo la obviedad sobre el empleo de la palabra polaco en España que me atribuye el catedrático a distancia.

Discutible el que alguien pueda comentar lo que no ha leído o ha leído en diagonal o conoce complementariamente a través de informaciones periodísticas, pero cabría considerarlo un ejercicio bastante frecuente en la picaresca intelectual. Más grave en cambio me parece la siguiente duda. ¿Puede un catedrático de Teoría del Estado de Universidad a Distancia no entender lo que lee? Sí puede. Lo sigue demostrando en su artículo el señor De Blas Guerrero porque es evidente que al menos ha leído las páginas que hacen referencia a mi encuentro con el Rey publicadas en El País Semanal y es que no se ha enterado de nada. "...Vázquez Montalbán, acaso molesto por la incomprensión real, se refiere de inmediato a la formación castrense del Monarca como explicación para tamaño desconocimiento". Como el señor catedrático de la Teoría del Esta do de la Universidad a Distancia no ha leído o ha leído poco el libro, desconoce precisamente el origen castrense de la palabra polaco, pero es que además no sabe leer y no entiende que yo en mi encuentro con el Rey digo precisamente lo contrario de lo que me atribuye el distanciable catedrático: que sin duda en un clima como en el de las academias militares, destinado a formar oficiales e incluso a príncipes, es posible no se empleara la palabra polaco. ¿Reúne otros peligros nuestro catedrático, aparte de que comenta lo que no ha leído o lo" que no ha entendido? Sí. El de una cierta zafiedad ideologista cuando trata de atribuirme veleidades leninistas y estalinistas como prueba de mis inmersiones en la cuestión de las nacionalidades, sin que venga demasiado a cuento en el contexto de su artículo y sin que lo pueda sustentar en ningún conocimiento real de mis posiciones: "...no creo que el escritor barcelonés sea un hombre de convicciones nacionalistas catalanas, aunque la socialización del leninismo-estalinismo hace prudente dejar siempre abiertas las puertas en materia de nacionalidades". Si ni siquiera está enterado el tan repetidamente citado teórico del Estado y universitario a distancia de mis convicciones nacionalistas catalanas ¿a qué santo meterme a continuación en el peor de los infiernos postcomunistas? ¿Es una guinda del artículo o es la razón de haber sido escrito?

Respeto todos los desconocimientos que el señor De Blas Guerrero tenga sobre mi persona u otra, pero es del género ya cómico que me califique de aficionado en materia de las relaciones entre España y las nacionalidades, a mis años, y con la cantidad de escritura que me respalda sobre esta materia, en un proceso de aclaración de mi condición xarnego-polaca. Como que se asuste ante mi contribución a acentuar los recelos e incomprensiones entre el centro y sus periferias, cuando mi libro va exactamente en la dirección contraria, teniendo De Blas Guerrero a su inmediato alrededor tanto factor de susto a lo largo de estos tres últimos años y siendo verdadero factor de susto el que un catedrático de Teoría del Estado de la Universidad a Distancia no sepa que no sabe casi nada de lo que está hablando.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Manuel Vázquez Montalbán es periodista y escritor.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_