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El líder islamista turco se somete hoy al voto del Parlamento sin tener garantizada la mayoría

Juan Carlos Sanz

Nadie se atrevía ayer en Turquía a vaticinar el resultado de la votación de confianza a la que se somete hoy en el Meclis (Parlamento) el Gobierno de coalición encabezado por el islamista Necmtin Erbakan, líder del Partido del Bienestar (Refah). Por primera vez en el Estado laico fundado por Atatürk en 1923, el líder de una fuerza política confesional alcanzó el poder, el pasado 28 de junio, después de que el presidente turco Suleiman Demirel, aprobara su pacto con el conservador Partido de la Recta Vía (DYP) de la ex primera ministra Tansu Ciller. Desde entones, Erbakan no ha dejado de lanzar mensajes de moderación al tiempo que recababa nuevos apoyos parlamentarios.

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Aunque los 287 votos que suman el Refah y el DYP en el Meclis (550 escaños) parecían garantizar el sí para la coalición, al menos 13 diputados del grupo de Çiller han anunciado que no respaldarán al primer ministro islamista y otros ocho aún no han decidido el sentido de su voto.Erbakan logró contrarrestar el sábado la pérdida de apoyos que sufre su Gobierno entre las filas de sus socios conservadores al sellar un acuerdo con el ultraderechista Partido de la Gran Unión (BBP), que cuenta con siete escaños. Pero tendrá que pagar un alto precio por ello. El BBP ha exigido entrar en la coalición con dos carteras en el Gabinete, además de una buena tajada en el reparto de cargos públicos. Su líder, Mushin Yazicioglu, estuvo vinculado al movimiento que amparó durante los años setenta al grupo fascista Lobos Grises, conocido por sus ataques a militantes de la izquierda turca. El raro cóctel político de islamistas y conservadores se complica aún más con esta guinda de nacionalismo extremista.

Frente los 271 votos favorables (156 del Refah, 108 del DYP y 7 del BBP) que en principio tiene garantizados hoy Erbakan, se coloca un bloque de rechazo que suma 267 escaños: 129 del conservador Partido de la Madre Patria (ANAP), 74 del Partido Democrático de la Izquierda (DSP), 49 del Partido Republicano Popular (CHP) -ambos socialdemócratas- y dos diputados independientes. El reglamento del Parlamento turco preve que sólo se tenga en cuenta el número de diputados presentes para fijar la mayoría. Tres escaños (uno islamista y dos del grupo de Çiller) estarán hoy previsiblemente vacíos por enfermedad o ausencia del país de sus titulares. Además, el presidente de la Cámara, miembro del ANAP, seguirá la tradición parlamentaria de Ankara de no emitir su voto. De esta forma, el listón que debe superar Erbakan para ser ratificado como primer ministro queda fijado en 274 votos afirmativos, tres más de los que ha podido aglutinar hasta ahora.

Subasta de votos

Los ocho diputados del Partido de la Recta Vía que todavía siguen indecisos -que objetan a un jefe de Gobierno que rompe con los principios laicos de Turquía, pero deben lealtad política a Tansu Çiller dirán hoy la última palabra al inclinar su voto. Pero tras una larga semana de regateo parlamentario y sospechas de compraventa de fidelidades, la clase política turca saldrá de la votación de confianza con su prestigio en los talones. El diario Milliyet no ha tenido ningún reparo en publicar en primera página las tarifas que circulan por los pasillos del Meclis: un millón de dólares (130 millones de pesetas) por no asistir a la sesión, dos millones por cambiar el sentido del voto y tres millones si además se salta de un partido a otro."Es un escándalo nunca visto en Turquía. Es sabido que los diputados se suelen aprovechar de su cargo, pero nadie imaginaba que llegaran a subastarse casi en público", confesaba ayer una periodista europea que trabaja desde hace más de 10 años en Ankara. Todos los decanos de la Universidad de Estambul, con su rector al frente, han dado este fin de semana un aldabonazo público contra la corrupción política en un inusual manifiesto que condena "un tráfico de privilegios personales que socava los cimientos de la república". En medio del desgobierno que reina en Ankara, y en un país azotado por la inflación y el terrorismo, demasiados ciudadanos vuelven a mirar al Ejército como el único garante de los fundamentos del Estado de Atattürk.

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El líder del Partido de la Madre Patria, Mesut Yilmaz, garantizó al Parlamento el sábado en el transcurso del debate sobre el programa de Erbakan y Çiller, que tiene una alternativa viable para formar Gobierno si la coalición pierde la votación de confianza. Pero tendrá que darse prisa en convencer a los socialdemócratas Bulent Ecevit (DSP) y Deniz Baykal (CHP) para que apoyen su nuevo intento de sacar adelante un Ejecutivo, tras su fracasada alianza con Çiller durante poco más de tres meses. Dentro de 12 días se agota el plazo constitucional para constituir Gobierno y que da paso a la convocatoria de elecciones anticipadas. Precisamente ésta es la única perspectiva que horroriza a quienes se sientan en el Meclis.

Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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