Otra noche será
Luis Mariscal vino a Las Ventas a por todas. Ganas de gustar al personal y de ganarse un buen crédito entre la afición. Recibió a sus dos novillos de rodillas a porta gayola, con largas cambiadas muy comprometidas. En su primero incluso repitió la larga en las rayas del tercio.Sus dos faenas fueron de novillero valiente y entregado. No siempre bien colocado, pero aguantando los parones y extraños de sus dos novillos. A los que consintió cuanto pudo. Recibió un par de achuchones serios y una voltereta, de la que salió con la taleguilla rota, cuando dejaba en suerte al novillo ante el caballo, en el momento del primer puyazo.
A su primer novillo llegó a robarle algún natural estimable, y al sexto logró darle un par de serles con la derecha que fueron jaleadas por el público. El arrojo que demostró y su estar en son de novillero, era nuevo en la plaza, le hacen merecedor de una pronta repetición.
Vergara / Díaz, Matola, Mariscal
Novillos de Hermanos Vergara, bien presentados, de juego muy desigual, los tres primeros deslucidos.Curro Díaz: silencio; ovación. Curro Matola: leves palmas; aviso y silencio. Luis Mariscal: petición y vuelta; aviso y palmas. Plaza de las Ventas, 6 de julio. Novillada nocturna. Un quinto escaso de plaza.
Curro Díaz es un novillero de buen corte. En su primero, de pobre motor, dejó dibujado algún lento natural, consintió parones y enseñó sus finas maneras. Y en su segundo recibió a su oponente con unas suaves verónicas, hacia adelante, en donde hubo plasticidad y su miaja de hondura. Remató la serie de lances con una larga de rodillas de apurado y sorprendente final. Ese novillo, aunque terminó rajándose, tuvo unas cuantas embestidas, que el novillero aprovechó a medias. Un comienzo reposado, algún pase cadencioso, y una primera serie de mano baja que le salió limpia.
Curro Matola recibió a su primer novillo por verónicas de enjundioso trazo, muy celebradas por el público. Después intentarla una faena casi imposible ante un burel de poco recorrido, ralo motor, principalmente por el pitón izquierdo, por el que alcanzó a trazar sueltos naturales interesantes. En su segundo, Matola exhibió un toreo de más fundamento. Era noble el novillo de Vergara. Y el espada alicantino se lució en alguna serie de cortos naturales y en tal o cual tanda sobre la mano derecha. Compuso la figura y se adornó y gustó en los pases de pecho y en ciertos recortes. El novilleró agotó las embestidas y la faena, que, de haber concluido de manera más acertada con el acero, hubiera sido mejor recompensada.
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