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CONTINUIDAD EN EL KREMLIN

Chernomirdin, encargado por Yeltsin de formar Gobierno se inclina por tener ministros comunistas

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, inició, ayer su primera jornada tras el triunfo electoral que le asegura un segundo mandato de cuatro años con una constructiva y breve exhortación televisiva a sus conciudadanos para "'no dividir el país en vencedores y vencidos" y para trabajar en nombre del futuro común. Habló de un futuro Gobierno "en el que habrá un lugar para todos aquellos en los que habéis confiado". Acto seguido encargó la formación del nuevo Gabinete a Víktor Chernomirdin, el jefe del Ejecutivo saliente, quien indicó que podría incluir en el equipo a seguidores de Guennadi Ziugánov, el líder comunista. Ziugánov mostró también una actitud constructiva, reconoció la voluntad popular y envió a Yeltsin un telegrama de felicitación. Luego dijo estar dispuesto a aceptar la oferta de Chernomirdin, aunque con condiciones.

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Yeltsin tenía ayer un aspecto mejor que el de los últimos días al leer su mensaje televisivo, aunque permanecio inmovil mientras se dirigía a las cámaras. Oficialmente, el presidente comenzó la jornada. a las ocho y media de la mañana en el Kremlin y mantuvo entrevistas por separado con Chemomirdin y con el alcalde de Moscú, Yun Luzhkov, así como con el grupo que organizó su campaña electoral. Dos representantes de la cadena de televisión privada NTV, Igor Malashenko, su presidente, y Serguéi Zverev, un ejecutivo del grupo financiero Most, propietario de la cadena, figuraban en el grupo de seis personas a quienes el presidente agradeció los servicios prestados. En una entrevista en NTV, Naina Yeltsina, la esposa del presidente, expresó su esperanza de convencer a su esposo de que se tome "una o dos semanas de vacaciones".Las cadenas televisivas desempeñaron un papel clave en la campaña de Yeltsin, al que Ziugánov ha acusado de haber ejercido el "terror. informativo". En un mensaje a sus votantes, Ziugánov manifestó que el éxito del presidente se ha conseguido a alto precio, como resultado de crasas transgresiones de la legislación, electoral y el uso sin precedentes de recursos estatales en su campaña personal.

Pese a su insatisfacción, Ziugánov se orienta ya de forma realista hacia el futuro y trata de sacar conclusiones de la experiencia. Hablando en calidad de representante del bloque de Fuerzas Populares y Patrióticas (FPP), señaló que las fuerzas que le apoyan constituían algo casi "semilegal" hace tres años y son hoy un movimiento estatal, establecido en el Parlamento y capaz de competir con "el partido en el poder".

En una multitudinaria conferencia de prensa ayer por la tarde, Ziugánov, que parecía relajado, dio a entender que no piensa dar cuartel al Kremlin y que el FPP tiene intención de estructurarse como una fuerza de "centro izquierda" con una "ideología nacional" y como uno de los dos polos del sistema bipartidista que, en su opinión, está cristalizando ya en Rusia, después de que la llamada "tercera fuerza" se haya, fundido con el Kremlin. El FPP, dijo, está dispuesto a participaren el Gobierno si se forma "sobre la base del profesionalismo y la. honestidad". Anatoli Lukianov, ex presidente del Parlamento soviético, indicó que la oposición había demostrado tener un apoyo popular que la hacía acreadora de carteras importantes.

Chernomirdin señaló que podría incluir en el Gabinete a partidarios de Ziugánov, pero no dio nombres. "No hemos dividido en rojos y no rojos y no lo haremos", señaló Chernomirdin, según el cual los miembros del Gobierno deben dejar detrás su color político de origen.

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Esferas de influencia

El jefe del Gabinete prometió que, en una semana o diez días, dará a conocer sus intenciones, y el jefe de la Duma Estatal, el comunista Guennadi Selezniov, afirmó que la cámara baja del Parlamento está dispuesta a confirmarle en su puesto.Mientras Ziugánov se dispone a mantener varias reuniones para consolidar sus filas, los allegados al presidente se aprestan a reestructurar sus esferas de influencia, lo que supondrá acomodar en ellas al recién llegado general, Alexandr Lébed, y también al equipo preelectoral que se ha fogueado en la campaña de Yeltsin. Lébed declaró ayer que él es la "sangre nueva" en el Kremlin que garantizará el cambio tras la reelección del presidente Yeltsin. El general se puso como prueba de que Yeltsin había cambiado de rumbo.

Según los datos, disponibles, cuando se había contado ya el 98,2% de los sufragios, Yeltlin obtuvo un 53,7% de los votos y Ziugánov un 40,4%, mientras los votos "contra todos" supusieron un 4,9% del total. La participación fue de un 67%, algo más de dos puntos por debajo de la primera vuelta, el 16 de junio, en la que Yeltsin logró un 35,28% de los votos y Ziugánov, un 32,04%.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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