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Los últimos campos de cereales de Madrid se sembrarán con 55.000 pisos

La cebada y el trigo de los secarrales del sureste de Madrid serán el suelo donde dentro de 10 años se construirán 55.520 pisos. El Plan General de Urbanismo que el Ayuntamiento de la capital remitirá al Gobierno regional a finales del mes de julio prevé el desarrollo de cuatro barrios que se levantarán sobre lo que ahora son los últimos campos de cereales de Madrid. El proyecto se ha definido como una operación "estructurante" del territorio.Como ordena la actual legislación, la mitad, de los pisos que se edifiquen sobre los campos tendrá un precio predeterminado (de precio tasado, el 30% en este caso, o de protección oficial, el 20%) y el resto serán de venta libre.

Esos ensanches del siglo XXI (se ejecutarán en el segund.o cuatrienio de vigencia del plan) se disponen entre la carretera de Valencia (N411, al sur) y el límite con San Fernando de Henares (al norte) y las futuras autovías M-45 y M-50 (oeste y este).

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Entre medias discurrirá la Gran Vía del Sureste, que enlaza a modo de un nuevo paseo de la Castellana los barrios entre sí y con el ensanche de Vallecas.

Este otro barrio del sureste (con 20.950 viviendas) se levantará durante los primeros cuatro años del plan. En el tercer cuatrienio se prevé el ulterior desarrollo de otra gran extensión al sur del nuevo barrio de Vallecas.

En el documento de aprobación inicial del plan, esta operación se dividía, a efectos burocráticos, en siete zonas (repartidas en los dos primeros cuatrienios), en vez de las cuatro actuales, y sumaban 52.364 pisos (un 6% menos).

En los convenios firmados con los propietarios de los suelos (en el texto inicial del plan se condicionaba. la recalificación de los campos al acuerdo de los dueños del 60% del terreno) se aceptaron en parte las alegaciones de los privados, según explica el director técnico de la Oficina del Plan, José Ignacio Gómez Cuesta.

"Querían que se uniesen a efectos burocráticos los suelos donde predominaba el uso industrial a los residenciales para no discriminar a unos propietarios de terrenos frente a otros", afirma Gómez Cuesta, quien añade: "y, además, querían que se pasase todo al primer cuatrienio del plan".

Los técnicos del Plan General de Urbanismo aceptaron la primera petición, pero no la segunda.

A cambio del derecho a construir viviendas donde hasta ahora sólo se puede arar, los propietarios deben aportar todo el suelo necesario para las infraestructuras, además de ejecutar todas, a excepción de la M-45, cuya construcción estará financiada por las arcas de la Comunidad de Madrid.

Sólo los dos kilómetros de esa autovía que discurren por el nuevo barrio de Vallecas correrán a cargo de los dueños de los suelos.

Entre las cargas que deben asumir los propietarios según los convenios firmados (que el pleno municipal ratificó el jueves con los votos del Partido Popular) figura la reforestación de los bordes de la M-45 y los de la M-50.

PASA A LA PÁGINA 3

Los cuatro nuevos barrios tendrán dos líneas de metro y se prevén otras dos de cercanías

-Las zonas de industria se concentran al oeste de la M-45, como continuación del remate del polígono industrial de Vicálvaro y entre la M-50, y en el parque que remata el nuevo barrio de Vallecas se construirá un cementerio.

A falta de conocer el diseño urbanístico de los cuatro nuevos barrios (se llaman El Cañaveral, Los Cerros, Los Ahijones, Los Berrocales), se puede adelantar que al menos estarán muy bien comunicados. Las líneas 1 y 9 del metro se prolongarán hasta la Gran Vía del Sureste desde Vicálvaro y Vallecas.Tranvía en discusión

En el trazado de esa Castellana del Sureste se ha reservado el suelo necesario para construir una vía para ferrocarril de cercanías (que estudia la Comunidad) en caso de que se desestime finalmente la idea inicial de prolongar el tranvía moderno u otro modo de transporte ligero proyectado para la avenida de Córdoba por la Gran Vía del Sureste.

Además la Comunidad tiene en cartera otro proyecto ferroviario para la zona: rescatar para uso de viajeros el ferrocarril de Arganda ("que pita más que anda", refranea, jocoso, Gómez Cuesta), que ahora sólo utiliza la cementera Portland Valderribas para trasladar carbón de Vicálvaro a Morata de Tajuña y cemento en el sentido contrario.

Por si fuera poco tren, la línea del futuro ferrocarril de alta velocidad a Barcelona discurre en paralelo a la M-50. Eso sí, sin parada en el ensanche del sureste.

Como pegas de los futuros barrios del sureste aparecen la incineradora de Valdemingómez y las rutas aeronáuticas que sobrevuelan la zona.

Gómez Cuesta arguye que sólo el 15% de los despegues se produce en sentido sur y que las curvas de sonido se marcan sólo sobre las zonas industriales.

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