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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Oferta inequívoca

LOS PARTIDOS democráticos vascos, reunidos en la Mesa de Ajuria Enea, hicieron ayer un claro llamamiento a ETA, mucho menos equívoco que el anuncio de siete días de tregua formulado por la banda terrorista. Y lo hicieron de, la única forma en que partidos con respeto al Estado de derecho pueden hacerlo frente al terrorismo: rechazo del crimen como método de lucha política y emplazamiento a ETA para que demuestre con hechos su disposición al cese de la violencia.La libertad inmediata del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, secuestrado por ETA hace más de cinco meses, es la primera condición para que pueda ser considerado cualquier mensaje de la organización terrorista. La tregua que anuncia ETA debe ser una suspensión completa y prolongada -una semana resulta un plazo sarcástico- de toda actividad armada. A estas dos condiciones se suma el que ETA reconozca el pluralismo político existente en Euskadi y la legitimidad de las decisiones que adopta el pueblo vasco a través de sus representantes.

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Los ideólogos de ETA, si así pueden ser calificados los que a cada comunicado buscan explicaciones imposibles a sus crímenes, se equivocaron si pensaban que una tregua que ni siquiera contempla la liberación de una persona secuestrada podía sembrar de nuevo la discordia entre las fuerzas democráticas. Hoy es ya común la convicción de que la violencia generada por la banda terrorista y su entorno es una ruina económica, social y moral para Euskadi, además de una tragedia inútil para todos, incluidos los verdugos.

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Los partidos vascos reafirman una vez más su disposición a estudiar soluciones generosas, consensuadas entre todas las fuerzas parlamentarias, si EIFA renuncia a la violencia y acata la voluntad popular expresada en las urnas. Los etarras deberían tener al menos reflejos para percibir que se hallan ante la oportunidad de encontrar una salida no traumática en el callejón del terrorismo. La victoria de sus postulados es hoy objetivamente imposible. Sus posibilidades de descarrilar la democracia española y el proceso autonómico vasco son ya nulas. Por eso resulta patético que la banda pretenda imponer reglas para un marco negociador.

ETA debe reconocer las condiciones que el pueblo vasco -representado por los partidos miembros de la Mesa de Ajuria Enea- le propone. La liberación inmediata de Ortega Lara sena una señal en la buena dirección. El pueblo vasco y toda España están esperando esa señal. En democracia y con respeto a las reglas de la convivencia civilizada se puede hablar de todo. Pero mientras ETA no acepte esas condiciones mínimas no habrá ninguna posibilidad de establecer ningún diálogo.

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