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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

En defensa de Arturo López Muñoz

Durante casi diez años, desde 1967, fui uno de los principales mantenedores del seudónimo colectivo Arturo López Muñoz en las páginas de Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, el diario Madrid y otros medios, algunos incluso de marcado carácter académico, no obstante realizar fundamentalmente con esa firma trabajos de divulgación y proporcionar el nombre supuesto una mínima cobertura en tiempos en los que la libertad de expresión y de opinión no estaban plenamente reconocidas. Fue un trabajo tenaz e intenso: se acercarán al millar los artículos y notas entonces así firmados. Más tarde, durante algunos meses, a caballo entre 1981 y 1982, los tres principales sostenedores de ese seudónimo lo volvimos a utilizar para una decena de artículos que publicamos en el diario EL PAÍS sobre algunos de los temas cruciales de la economía española en aquel momento, aunque entonces siempre se hacía constar, al pie del texto, siguiendo una elogiable norma de estilo del periódico, la identidad de los autores.Por mi parte, en ninguna de las dos mencionadas épocas del Arturo López Muñoz dejé nunca de participar en la elaboración de todos y cada uno de los textos así firmados: bien concibiéndolos y haciendo una primera redacción, bien discutiendo su posible contenido y escribiéndolos compartidamente con otro de los miembros del colectivo firmante o bien, cuando menos, sugiriendo algún retoque de contenido o forma a textos ya previamente perfilados.

Por eso no he podido sino sorprenderme con algo de sonrojo, con algo de irritación, al ver en la página 56 de EL PAÍS de la edición del domingo 23 de junio el artículo titulado En defensa de Telefónica y firmado con el reiterado seudónimo. No he tenido la más mínima noticia previa de dicho texto, ni se me ha consultado la utilización para esta ocasión de una firma que en buena parte es mía y producto de mi prolongado trabajo. No se ha elegido, en todo caso, el mejor procedimiento para la digna recuperación de ese acreditado seudónimo, con bien ganado prestigio en el panorama español de la divulgación de temas económicos: se hace amparándose en un anonimato hoy afortunadamente sin sentido y con un artículo cuyo contenido no justifica, desde luego, el aporte de plurales talentos.- Catedrático de Economía Aplicada y rector de la UnIversidad Internacional Menéndez Pelayo.

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