_
_
_
_
'CASO BANESTO'

Conde creó en Liechtenstein una fundación para encubrir los movimientos de la 'trama suiza'

Mario Conde, Arturo Romaní, Mariano Gómez de Liaño, abogado y administrador del ex presidente de Banesto, y Francisco Javier Sitges, entonces presidente de Asturiana de Zinc, constituyeron en junio de 1989 la fundación de familia Melvin con domicilio en Liechtenstein, punto de partida y base de operaciones de lo que se conoce como la trama suiza de Conde. Además, Sitges y Gómez de Liaño, respectivamente, crearon sus propias fundaciones de familia con los nombres de Seasun y Atom. A partir de junio de 1990, las sociedades Kaneko SA, transformada más tarde, según necesidades de Conde en Kaneko Holding, Asni Invesments y Jamuna, intervinieron en operaciones presuntamente ilícitas en España. Las fundaciones movieron unos fondos de, al menos, 7.000 millones de pesetas, que se suman a los 3.500 millones de las tres sociedades.

Más información
La conexión con el grupo Euman Valyser

En el caso Banesto quedan todavía por despejar las incógnitas que derivan de la comisión rogatoria que el juez Manuel García-Castellón realizó en Lausana, Suiza, los pasados días 5 y 6 de febrero. El Tribunal Federal estudia en la actualidad el recurso presentado por el abogado de las sociedades suizas, del ex banquero y de Mariano Gómez de Liaño y de Francisco Sitges contra la entrega de la declaración del fiduciario Paolo Gallone a las autoridades españolas. El juez, al concluir las diligencias previas y el fiscal Florentino Orti, en su escrito de calificación, advierten de que el tema de la trama suiza está pendiente. Según Paolo Gallone, que declaró como administrador, Gómez de Liaño y Sitges le dieron instrucciones en 1990 para crear las tres sociedades suizas (Kaneko, Asni y Jamuna) y más tarde le asignó la primera, Kaneko, para canalizar el patrimonio privado de Conde, mientras que las otras dos permanecieron formalmente como propiedad de Sitges y de Gómez de Liaño (en concreto para Kaneko, Jamuna y Asni invesment). Kaneko transfirió 2.595 millones, como si fuera un inversor extranjero, a la sociedad patrimonial de Conde Asebur Inversiones en 1991. La declaración de Gallone reveló sólo la punta del iceberg de la trama suiza. Las operaciones y la financiación de las tres sociedades suizas creadas en 1990 estaban dirigidas por una fundación de familia creada en el paraíso fiscal de Liechtenstein. Los contratos y los reglamentos de la Fundación Melvin, que aparecen citados amplia mente por el periodista de EL PAÍS Ernesto Ekaizer en su libro Vendetta, se formalizaron el 7 de junio de 1989 en Triesenberg (Liechtenstein). La Fundación Melvin la formaron Mariano Gómez de Liaño, Francisco Javier Sitges, Mario Conde y Arturo Romaní. Estos dos fueron representados por Gómez de Liaño hasta que plasmaron más tarde su propia firma en los documentos. También firmó el documento el citado Paolo Gallone, que actuó como mandatario y administrador. El artículo 1 de la Fundación de Familia Melvin establecía: "Los primeros benificiarios de la Fundación de Familia Melvin son a razón del 25% cada uno: Francisco Sitges Menéndez, Mariano Gómez de Liaño Botella, Arturo Romaní Biescas y Mario Conde Conde, todos domiciliados en la casa de Mariano Gómez de Liaño Botella, 15 Fernando el Santo, en Madrid". El artículo decía, además, "que sus derechos de beneficiarios se extienden durante toda la vida a la totalidad de los activos de la Fundación así como al conjunto de los beneficios de ella".El tipo de organización, con responsabilidades y poderes, se establece en el artículo 3: "Francisco Sitges y Mariano Gómez de Liaño dispondrán de un poder individual de gestión y de administración sobre la totalidad de los bienes de la Fundación. Podrán igualmente disponer invidualmente de la totalidad de los activos de la Fundación de Familia Melvin". Conde y Romaní, según el reglamento, tenían poder de disposición y de gestión limitado a sus partes respectivas, es decir, al 25% de los activos de cada uno.

El representante de la fundación, según el artículo 5, será Paolo Gallone, "en particular frente a los bancos". Ese artículo establece sus funciones: "El mandatario de la Fundación cumple las siguientes funciones: a) administrar y gestionar esa tarea como buen padre de familia, seleccionando las inversiones más seguras posibles, es decir aquellas en las cuales las contrapartidas son de primer orden; b) procede a las distribuciones de capital cuando es llamado a hacerlo; c) procede a la repartición y distribución del capital en conformidad con el reglamento...". Según el artículo 10, "la Fundación podrá ser disuelta en cualquier momento, sea por decisión de los beneficiarios o por decisión del consejo".

El paso siguiente consistió en la apertura de una cuenta en Banque Cantonale Vaudoise y ésta se hizo un día más tarde de formarse la fundación, el 8 de junio. Gómez de Liaño envió un documento con el nombre Fuentes a Renato Galleti, directivo de dicho banco también relacionado con esta trama. De hecho, Galletti ya administraba la cuenta de la fundación Seasun, de Sitges, y lo haría más tarde con la Fundación Atom, de Gómez de Liaño.

El cruce entre las fundaciones fue inmediato y, desde entonces, comenzaron a realizarse en cadena transacciones en las que participaban las sociedades ligadas a las fundaciones; aparecen diversas cuentas bancarias; otras sociedades domiciliadas en Liechtenstein, receptoras de importantes transferencias. La Fundación Melvin sólo sobrevivió 56 días a la intervención de Banesto por parte del Banco de España. Fue disuelta el 22 de febrero de 1994. La Fundación Atom, de Gómez de Liaño, se disolvió el 16 de diciembre de ese año, un día después de la entrada de Romaní en la cárcel. La de Sitges, Seasun, por el contrario, renovó estatutos en abril de 1994.

En total, las transacciones cruzadas en las tres fundaciones (Melvin, Atom y Seasun) superaron los 7.000 millones de pesetas. En la contabilidad de las fundaciones queda acreditado que las sociedades Kaneko, Asni y Jamuna fueron creadas por orden de la Fundación Melvin (es decir Conde, Sitges, Gómez de Liaño y Romaní) y sus gastos pagados con cargo a la fundación, en la Banque Cantonale Vaudoise, según los datos aportados en el libro Vendetta.

Según todos los indicios, hay razones para suponer que es una parte más de las operaciones ocultas de Conde, ya que tras la disolución de la Fundación Melvin, el ex banquero comenzó a operar con sociedades de Holanda: Ge So Co Geophysics y Asuma.

Una fructífera amistad

Fue Francisco Sitges quien se dedicó a acumular conocimientos, a mediados de los años ochenta, en el paraíso fiscal de Liechtenstein, donde se jugaba la partida de la evasión fiscal internacional, y se contaba con el anonimato y la discreción más absoluta de testaferros, abogados y banqueros. Sitges y Gómez de Liaño se conocieron en 1988 a iniciativa de Mario Conde y se hicieron grandes amigos. Sitges, amigo del rey y gran cazador, tenía gran atractivo para Gómez de Liaño y su cliente-amigo-socio Mario Conde. Además, presidía una empresa del grupo Banesto, Asturiana de Zinc, que pronto pasó a ser un cliente de primera fila del despacho de abogados Asesores de Derecho, de Mariano Gómez de Liaño.

Fue este último quien asesoró a la empresa en sus negociaciones con la canadiense Curragh Resources para que ésta entrase en el capital de la española, en 1989. Y para que, a su vez, AZSA tomase una participación en Curragh. Gómez de Liaño representó a la sociedad española en el consejo de administración de la canadiense. Su bufete cobró 300 millones por éste y otros asesoramientos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_